Capitulo siete

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Roseanne despertó sintiendo la mitad de su cuerpo frío, no le tomó más que unos parpadeos percatarse de la manta que medio la cubría y medio yacía en el suelo, supuso que se había caído con el constante cambio de posición que hacía involuntariamen...

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Roseanne despertó sintiendo la mitad de su cuerpo frío, no le tomó más que unos parpadeos percatarse de la manta que medio la cubría y medio yacía en el suelo, supuso que se había caído con el constante cambio de posición que hacía involuntariamente al dormir. Rara vez se quedaba quieta.

Se había acomodado de nuevo en el gran sillón, su cabeza dolía y sentía algo de náuseas, pero ni bien se cubrió con la manta sintió su estómago rugir.

De mala gana se levantó y se encaminó insegura, buscando la habitación de Jisoo. La mayor la había llevado a su departamento por su propia cuenta, pero Roseanne no se sentía tan en confianza como para ir hasta la cocina y servirse algo por sí misma.

Oyó algunos ruidos provenientes de alguna habitación, siguió el sonido y acabó en la cocina.

No estaba Jisoo, en su lugar había una chica de cabello oscuro y largo, era más alta que ella y le daba la espalda, por lo que no pudo ver su rostro. Pero sí notó que preparaba algo.

Rosé se aclaró la garganta para llamar su atención. Lo logró inmediatamente.

—Buenos días. —La pelinegra, cuyos rasgos delataban su nacionalidad Coreana, dio una pequeña reverencia. — Roseanne ¿verdad? Jisoo fue hacer algunas compras, no debe tardar.

Roseanne dio un ligero asentimiento, sintiéndose demasiado tímida frente a la desconocida.

—Gracias. La espero en la sala, entonces.

La desconocida le sonrió.

—Puedes quedarte, no me molesta. —La chica se volteó, volviendo a su trabajo en la cocina. —Deberías tomar algo, seguro estás deshidratada. Jisoo me contó que estuvieron bebiendo anoche.

Roseanne rió, no recordaba a Jisoo bebiendo, solo haciéndole compañía y haciéndose cargo de ella después de acabar en un mal estado. Estaba segura que le había mentido a la chica, solo para ahorrarle la vergüenza.

—Sí, pero creo que solo yo me excedí. —Con la confianza que le dio la pelinegra mayor, se acercó al refrigerador y sacó una botella de agua pequeña.

—No lo creo. — la chica rió sin maldad. —. Cuando llegué, ella estaba durmiendo en el sofá contigo encima, tenía la cabeza colgando y creo que estaba babeando un poco. Fue muy gracioso.

La de cabellos rosados, soltó una carcajada antes de beber un gran sorbo de agua. Inmediatamente se sintió mejor, el dolor de cabeza seguía allí pero ya no sentía nauseas.

—Soy Seulgi, por cierto. —Dijo después de un momento —¿Te gusta el arroz frito?

Rosé hizo una pequeña mueca.

—¿Para desayunar?

Seulgi la miró incrédula por un momento, para después reír sin maldad.

Gaydar. ˚₊· ͟͟͞͞➳ Chaesoo | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora