Lisa insistía que Jennie no era heterosexual, pues su radar gay sonaba cada vez que la veía. Rosé intentaba convencerla de que estaba equivocada, pero su instinto también le estaba diciendo algo sobre la sexualidad de otra azabache chica.
¿El gaydar...
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Lisa salió del clóset cuando tenía quince años, pero se vio envuelta en comentarios homofóbicos por primera vez cuando tenía trece años.
Siendo de niña muy marginada por sus compañeros por algo tan tonto como haber crecido con una madre soltera siendo extranjeras, ella hubiera esperado que las primeras personas en agredirla fueran sus compañeros de clase o alguien de la misma institución.
Pero no, fue peor. Tristemente se trató de alguien cercano, alguien con quien compartía apellido incluso.
Fue en el verano del 2013, como todos los años había vuelto a Tailandia ni bien empezaron sus vacaciones para transcurrirla con su padre, ya que el hombre por cuestiones laborales no podía ir a Corea y su madre confiaba lo suficiente en su ex marido como para estar tranquila aún teniendo a su hija a dos horas de distancia.
A Lisa le gustaba ir a Tailandia, le gustaba pasar tiempo con su padre, hablar en su propio idioma y visitar a sus parientes. Pero sobretodo, le gustaba Sorn.
Sorn era una niña adorable de su misma edad, la chica era delgada pero tenía unas mejillas increíblemente grandes que la hacían ver más adorable que cualquier otra niña. Eran del mismo vecindario, habían ido juntas al Kinder y pese a la distancia habían mantenido su amistad, después de todo, Lisa pasaba casi tres meses al año con ella.
Para ese entonces la rubia no estaba segura de lo que estaba sintiendo, no entendía por qué su corazón se aceleraba tanto cuando estaba con ella, por qué ansiaba tanto verla y por qué incluso aquella chica era su primer pensamiento cuando tomaba su vuelo a Tailandia. Tampoco entendía por qué la extrañaba tanto cuando volvía a Corea, ni por qué se sentía así solo con ella y no con el resto de sus amigas. Lo había hablado con su madre, pero la mujer solo supo decirle que todo eso que sentía era normal y estaba bien. ¿Cómo se suponía que eso iba a ayudarla a entender su corazón?
Eso sí, Lisa estuvo más tranquila, aunque seguía sin entenderse a sí misma y esos sentimientos que tenía.
Ese día fue a buscar a Sorn después de haber desayunado con su padre. Los desayunos con él siempre eran cerca del mediodía y no era nada sano y nutritivo, su padre era muy permisivo porque sabía que el resto del año su ex se aseguraba de que su hija cumpliera una dieta estricta y rica en vegetales. Para cuando acababa de comer lo que era en su mayoría dulces, Lisa sabía que era temprano pero lo suficientemente tarde para encontrar a su amiga.
Golpeó la puerta de Sorn con entusiasmo y antes del tercer golpe, la chica la atendió con el mismo entusiasmo.
—¡Lisa! —La chica saltó prácticamente a sus brazos y la rubia no dudó en corresponderle. —¿Quieres entrar o prefieres ir al parque?
—¡Al parque, al parque! —Se separó de su amiga solo para tomar su mano.
—¡Mamá, iré al parque con Lisa! —Gritó aún estando en la puerta, cuando escuchó a su madre decirle que no volvieran demasiado tarde, Sorn cerró la puerta y emprendió camino con su amiga.
