Lisa insistía que Jennie no era heterosexual, pues su radar gay sonaba cada vez que la veía. Rosé intentaba convencerla de que estaba equivocada, pero su instinto también le estaba diciendo algo sobre la sexualidad de otra azabache chica.
¿El gaydar...
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Atención: este capitulo contiene escenas +18 (sx explicitas) por lo que si esto no llega a ser de tu agrado te invito a que te saltes el capitulo.
Todos sus sentidos parecían estar agudizados, Lisa no podía pensar en otra cosa que no fuera en Jennie, en lo suave que se sentía su piel y en lo bien que olía pese a que no se había puesto ningún perfume.
Las manos de Jennie ascendían y descendían por su espalda a un ritmo torturosamente lento, y la menor luchaba entre apoyarse más en sus caricias y abrazarla para sentir su torso desnudo contra el suyo. Sin notarlo, había empezado a jadear.
—Unnie, unnie, unnie... —Gimoteo desesperadamente, parecía mentira que hace unos días se había negado a acostarse con la mayor y ahora no veía la hora de hacer más que acariciarla.
—¿Qué quieres, bebé? —susurró cerca de su oído, consiguiendo que la chica entre sus brazos se estremeciera.
—Quiero follarte. Ahora. —Se obligó a abrir los ojos para mirarla.
Y Dios, Jennie no estaba mejor que ella.
Lisa no consideraba que se había acostado con demasiadas personas, pero tenía su experiencia, y nunca antes había visto tanta lujuria en un par de ojos como lo hacía ahora. Las pupilas de Jennie estaban tan dilatadas por la excitación que parecían ser completamente negros, casi no quedaba rastro de aquellos ojos marrones que tanto le gustaban.
—¿Tú a mí? —Preguntó la mayor con una sonrisa ladina. Lisa no le había dado la impresión de ser la activa, no por como se estaba derritiendo bajo su tacto.
—Sí. ¿Puedo? —Su voz parecía volverse cada vez más necesitada y estaba haciendo cosas en la castaña.
—Adelante, bebé.
Y como si esas palabras hubieran sido todo lo que Lisa necesitaba oír para soltarse, colocó sus manos en los hombros de Jennie y la obligó a recostarse en la cama, quedando ella sobre su cuerpo.
La mayor jadeó entre la sorpresa y lo extrañamente satisfactorio que se sentía el peso de Lisa sobre ella. Sin darle mucho tiempo a reaccionar, la menor empezó a presionar sus labios por la piel de su cuello mientras sus cortas uñas se deslizaban por su muslo. Por inercia Jennie acabó rodeando la cintura de Lisa con sus piernas.
—¿Estás ansiosa, Nini? —Los labios de la rubia seguían dejando besos húmedos por el cuello de Jennie, pero ahora habían empezado a bajar.
—¿Vas a hacerme rogar? —Casi sin darse cuenta sus piernas de aferraron con fuerza al cuerpo de la menor, tal vez sí estaba ansiosa después de todo.
—Responder con otra pregunta. —Lisa rió, pero no fue una risa bonita, era más del tipo soberbia. —Tú eres más inteligente que eso.
Jennie se había quedado sin palabras, pero no importó, porque antes de poder pensar en algo se encontró a sí misma gimiendo. Lisa había atrapado su pezón entre sus labios y mientras lo succionaba se encargó de lamerlo también, haciendo movimientos circulares con su lengua.
