Lisa insistía que Jennie no era heterosexual, pues su radar gay sonaba cada vez que la veía. Rosé intentaba convencerla de que estaba equivocada, pero su instinto también le estaba diciendo algo sobre la sexualidad de otra azabache chica.
¿El gaydar...
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Si la gente pensaba que la vida en la universidad era menos dramática que en la preparatoria se equivocaba. Los rumores seguían, la violencia y el acoso entre los alumnos. Esa creencia popular de que eran más maduros y se concentraban en un cien por ciento en sus estudios era falso.
Jennie lo supo justo cuando chocó accidentalmente a Rina entrando al salón.
Iba a disculparse, pero Rina se le adelantó.
—Fíjate por donde vas, queer. —Su ceño ligeramente fruncido y el tono de voz que había usado expresaban disgusto y repulsión, paralizando a Jennie por la sorpresa. —¿Vas a moverte o vas a seguir bloqueando la entrada?
Jennie parpadeo confundida, era la primera vez que alguien se dirigía a ella con tanta hostilidad. Conocía a Rina, la chica tendía a ser muy amable y simpática. ¿Que le había pasado?
—La próxima vez puedes ser más amable, no creo que pierdas días de vida por tratar a las personas como seres humanos. —se limitó a decir antes de irse a su asiento, sin darle oportunidad de responder.
Era de esperarse, pensó mientras se ponía cómoda en su lugar. Si bien ella se retraía bastante en público porque su naturaleza era así, no dejaba de ser cariñosa con Lisa. Sus compañeros debieron de haberla visto y automáticamente asumieron que estaban saliendo; Jennie sabía que no se veían como dos amigas.
No se sentía herida, ni siquiera sintió la necesidad de proclamarse heterosexual puesto a que aún seguía sin identificarse con ninguna etiqueta relacionada a la comunidad queer. Pero algo en su interior no dejaba de decirle que algo andaba mal, tenía esa sensación extraña de querer defenderse aún sabiendo que lo que le dijeron no fue un insulto, a demás de que Jennie era de personalidad pacífica; nunca se metía en problemas y cuando lo hacía trataba de responder de la mejor forma posible.
—Hey, no le hagas caso. —Dijo Miyauchi después de haber tocado su hombro suavemente, Jennie se extrañó un poco por el trato de la chica. ¿Se veía tan desconcertada como se sentía? —Es una tonta, solo alguien como ella usaría la palabra queer como insulto.
Jennie asintió desganada.
—Aunque no piensa muy distinto a la mayoría.
La chica puso los ojos en blanco haciendo una expresión de disgusto.
—Es difícil de creer que alguien que está estudiando esta carrera piense así. —Comentó la pelirosa—. Puedo justificarlo de las personas sin recursos. ¿Pero alguien que está estudiando segundo de psicología?
—Tal vez padece heterosexualidad frágil. —Comentó Jennie, siendo la única explicación que encontraba.
—¡¿Por qué no se me ocurrió antes?! Debe sentirse amenazada con sus tendencias bisexuales.
Ambas chicas rieron risueñamente hasta que se vieron interrumpidas por la presencia de su profesora y se vieron en la obligación de reincorporarse.
