capítulo treinta y uno

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A Jennie le encantaba cocinar, no lo hacía tan seguido desde que había ingresado a la universidad porque su tiempo se veía muy reducido desde entonces

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A Jennie le encantaba cocinar, no lo hacía tan seguido desde que había ingresado a la universidad porque su tiempo se veía muy reducido desde entonces. Tenía pocas excepciones donde ya no podía tolerar la comida rápida y se ponía a preparar algo para ella, esa noche fue una de sus excepciones, pero no porque no quisiera comer pizza o algo práctico, sino porque quiso consentir a Lisa de alguna forma.

Ya se encontraba sirviendo para ambas aquel ramen casero, la menor estaba abrazada a su espalda como lo había estado la mayor parte del tiempo mientras cocinaba. Fue incómodo, Jennie no iba a mentir, y aún así no quiso que Lisa la soltara ni una sola vez.

—Huele delicioso. —Comentó la joven detrás de ella. Acto seguido dejó un pequeño beso en su nuca; había hecho aquello toda la tarde, y pensar que después culpaba a la castaña por querer besarla todo el tiempo.
               
—Y tú que insistías en comer fideos instantáneos. —Bromeó la mayor en lo que terminaba de servir. —Si me sueltas, ya puedo llevar todo a la mesa.

—En primer lugar, insistía solo porque te ves cansada. Y en segundo... —Se abrazó con más fuerza a Jennie y recostando su cabeza en su espalda—¡No te quiero soltar!

—Lisa, comportate. —Se suponía que la estaba renegando, pero la pequeña risita que soltó le quitaba la poca seriedad que tenía. —¿No era que tenías hambre?

La menor hizo un pequeño puchero involuntario, pero eventualmente  terminó separándose de ella.

—Esto no termina aquí. —Advirtió en un tono poco amenazante antes de dejar un rápido beso en la mejilla de la mayor e ir directo al comedor (que solo estaba a unos pasos de ahí)

Jennie había asumido que Lisa hablaría hasta por los codos, que se demoraría mucho en cenar porque probablemente estaría más ocupada mimandola. Pero para su sorpresa y decepción, la menor comió en silencio. A veces intercambiaban miradas y sonrisas cargadas de complicidad, pero nada más.

Lo que Jennie no notó fue que Lisa se había apresurado a cenar para poder tenerla a su disposición lo más pronto posible.
                   
—¿Aún no terminas? —Preguntó, llamando la atención de la mayor.

—¿No..? —Respondió confundida, no entendía por qué Lisa sonaba indignada.

La rubia tenía el ceño fruncido cuando se acercó aún más a ella, invadiendo su espacio. Jennie pensó que iba a besarla, pero la menor solo revisó el contenido de su plato.                 

—¿En serio, Nini? —Dijo mientras se volvía a su lugar. —Ni tu heterosexualidad duró tanto.

—Oh por Dios.... —Jennie solo pudo reír. No estaba muy segura de ser bisexual, había algo que no la dejaba identificarse con esa palabra y era que ella no se sentía atraída por ambos sexos, solo por los hombres y Lisa. Sobretodo por Lisa. —¿Perdón por querer disfrutar mi cena?

—Yo la disfruté y no tuve que ser tan lenta. —Recostó su espalda en su asiento, poniéndose más cómoda. —Apurate.

Otra vez rió, lo que le resultaba gracioso era que la menor estaba siendo seria. A penas sonreía un poco cuando oía su risa, pero todo lo que salía de su boca iba en serio.

—Yo voy a terminar mi cena tranquila, no es mi culpa que tu comas tan rápido. —Le retruco, en el fondo esperaba que Lisa comiera con más calma regularmente, ya que de lo contrario podía traerle consecuencias. —Háblame de ti, sabes que me gusta escucharte.
         
Lisa sonrió sintiéndose demasiado atontada para ser real. ¿Desde cuando el interés de otra persona la hacía sentir tan feliz?

—¿Te conté sobre la primera vez que me maquillé? —Jennie negó en lo que tomaba algunos fideos con sus palillos. —Fue con el maquillaje de mi abuela, antes de saber que su nieta era una vil pecadora, teníamos una relación muy estrecha...

Y así fue como por algunos minutos Lisa habló sobre su primera experiencia usando maquillaje. Era tan solo una niña, no era mayor de ocho años, pero ya en ese entonces sabía que quería dedicarse a algo relacionado al mundo de la actuación o la música. Tal vez influía mucho que pasaba varias horas mirando televisión, pero desde muy joven ella quiso ser una actriz de dramas o una idol.

Su primer recuerdo usando maquillaje era importante para ella no por la parte de su abuela, sino porque en ese momento sintió que se veía más bonita al natural y nadie pudo convencerla de lo contrario. Lalisa no sabía explicar por qué mantenía su misma postura de sus ocho años, pero lo hacía al punto de prometerse a sí misma que si llegaría a cumplir su sueño de ser idol o actriz, no sería la típica que se maquillaría preocupada por cumplir con los estándares de otra gente.

Cuando Jennie terminó de cenar, ambas dejaron los utensilios en la cocina para, según la mayor lavarlos más tarde, y según Lisa dejarselos a Irene.

—Aún no entiendo por qué pareces odiar a Irene. —Comentó Jennie con cierta diversión en lo que se ponía cómoda en su cama. Acto seguido Lisa se sentó a su lado, no estaban recostadas pero si se habían tapado con las sábanas.

—No la detesto —Aclaró, y en verdad no lo hacía. Había tenido diversos intercambios de palabras con la mayor y le caía bien, era solo que...—. No sé que me pasa con ella, supongo que no supero mis celos.

—¿Y eso por qué, Lili? —Preguntó en un tono dulce en lo que envolvía a la menor en sus brazos. —Hasta yo superé mis celos.

—No estoy tan segura de que tanto superaste tus celos, Sana dice que la miras como si quisieras matarla.

—Eso no es cierto. —Se defendió, la chica no le caía demasiado bien teniendo en cuenta que le había coqueteado a Lisa y siempre parecía buscarla, pero ella ya no se sentía celosa... o eso creía. —Y no me cambies de tema.

La rubia terminó por corresponder al abrazo de Jennie, como se le había hecho costumbre, se aferró a la delgada cintura como si su vida dependiera de ello, como si debiera asegurarse de que la mayor no tenía escapatoria.

—¿Prometes no te reírte? —Jennie asintió en silencio, Lisa supo que trataba de hacerla sentir cómoda, pero su mirada expectante y curiosa la hacían sentir nerviosa. —Yo... no siempre sentí celos de Irene, ya lo sabes. Fue solo que, cuando empezaste a atraerme, sentí que ella estaba en ventaja. Y cuando dijiste que yo te atraía, oí una pequeña voz decirme que eso significaba que Irene podía atraerte también. —Hizo una pequeña pausa, se sentía tan mortificada. ¿Como era posible que alguien tan extrovertida como ella se sintiera tan avergonzada? Tenía la sensación de estar sonrojandose incluso—. Nunca fui del tipo celosa pero... De verdad me gustas, unnie.

Jennie probablemente debió mencionar como Lisa era la única mujer que parecía atraerle, como también debió haber dicho que veía a Irene como una hermana y que estaba lejos de ser su tipo.

Pero no pudo.

Todas las palabras quedaron en su garganta porque las urgencia de besar a Lisa se sintió más importante que cualquier cosa.

Y Lisa, pese a la sorpresa del momento, correspondió el beso más que feliz. Acababa de declararse y la chica que tanto le gustaba la estaba besando. ¿Qué más podía pedir? Hace cosa de un mes, Jennie era su crush y ella solo la coqueteaba porque le parecía divertido poner a prueba la heterosexualidad de la mayor.

—Tambien me gustas, Lisa.

Por una fracción de segundo Jennie sintió que ese era el momento perfecto para pedirle a Lisa que fuera su novia. Pero no lo hizo, tenía otra cosa en mente, algo mejor que le aseguraba la respuesta positiva de la menor.

Así que solo se dispuso a besarla otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez, hasta que el sueño empezó a vencerlas de a poco.

Como se cayó WhatsApp y mis clases no empiezan si no hasta dentro de media hora, actualización JWKDJ

Gaydar. ˚₊· ͟͟͞͞➳ Chaesoo | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora