Lisa insistía que Jennie no era heterosexual, pues su radar gay sonaba cada vez que la veía. Rosé intentaba convencerla de que estaba equivocada, pero su instinto también le estaba diciendo algo sobre la sexualidad de otra azabache chica.
¿El gaydar...
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Im YoonAh era una de las profesoras más estrictas que tenían los alumnos de primer año. No creía en segundas oportunidades ni permitía que aplazaran la entrega de proyectos, mucho menos toleraba una falta de respeto a su persona. Pero según Lalisa, solo era una mujer frustrada sexualmente que hacía su catarsis con sus alumnos. Sí, la acusaba de ejercer abuso de poder.
Nunca antes había tenido problemas con Im, pese a que nunca le cayó bien, sabía que no le convenía meterse en problemas con ella y por eso se mantenía al margen, incluso cuando la mujer le subía el tono o le hablaba innecesariamente mal.
Pero ese jueves en la mañana no pudo quedarse callada, la resaca y las pocas horas de sueño le dieron como resultado un humor peor al que tenía su profesora.
Debió haber pensado mejor las cosas, pero su cabeza dolía demasiado y ahora debía sentirse agradecida de haber sido suspendida por unas clases en lugar de haber sido expulsada. Lo cual no era nada bueno en realidad, mucho menos considerando que se perdería de dar dos exámenes sin incluir uno de la señora Im. Bien, podía no perder el año, pero sí su materia.
Aún así, la menor no parecía perturbada ni mucho menos preocupada.
Era lunes por la mañana cuando Lalisa despertó con la agradable incomodidad de haber dormido más sobre un cuerpo que en el colchón. Jennie se removió lo más despacio que pudo, intentando zafarse del agarre de la menor sin despertarla. Fue inútil, tal y como temía, la rubia aún sin despertar del todo la abrazó con más fuerza.
—Lalisa, por favor. —Esta vez no fue cuidadosa, forcejeó hasta liberarse de la menor—. Que te hayan suspendido las clases a ti no significa que sea para mí igual. —Le recordó.
La rubia solo bufó en respuesta, era un milagro que Jennie no la hubiera regañado cuando se enteró de su incidente.
No había sido tan grave, en realidad. Im era la típica persona que por estar en un cargo superior se creía que podía imponer el respeto sin ganárselo, Lisa solo le respondió en el mismo tono... Bueno, tal vez sí fue un poco grosera. Según Rosé, que había presenciado todo, solo la habían suspendido porque era la primera falta que tenía.
Jennie quiso incentivarla a estudiar, pero ella no tenía el interés. Había aprovechado aquellos días para estar pegada a la mayor, al menos cuando esta le hiciera caso, ya que Jennie sí estaba cumpliendo con sus responsabilidades y no podía dedicarse tanto a Lalisa como quería.
—¿Por qué no dormiste en la cama de Irene? —Preguntó mientras observaba la cama vacía y perfectamente tendida.
—Porque me extrañabas demasiado. —Murmuró adormecida, su voz era amortiguada por la almohada.
La castaña sintió sus mejillas arder, esta vez ella misma le había insistido a Lisa de dormir juntas. No había mencionado nada sobre extrañarle, pero al parecer la menor era más perceptiva de lo que aparentaba.