capítulo treinta y tres

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Dos semanas después

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Dos semanas después.              

El mes del orgullo había llegado y como todos los años trajo consigo a una Lisa muy emocionada y más orgullosa de lo que se mostraba los demás días del año.

Pese a que la Tailandesa era siempre muy consciente de la historia y la cultura de su comunidad, no podía evitar el hype que traía junio. Y es que las campañas que hacían, tanto la gente del colectivo lgbt como algunas marcas aliadas, le daban esa emoción que no encontraba en otros meses.

Como se había vuelto costumbre, estaba preparando el letrero que pensaba llevar a la manifestación. Pese a saber que acabaría dejándolo a un lado a mitad de la marcha, siempre le ponía demasiado esmero; ya había escrito la frase, ahora los famosos colores violeta, fucsia y azul empezaban a hacerse presentes.

—¿Tú vas a venir, Rosé? —Preguntó chittapon, la madre de Lisa, quien estaba ayudando a su hija.

—¿Por qué tendría que ir? —Rosé se sentía algo confundida por la pregunta de la mujer, pese a que siempre le había mostrado su apoyo a Lisa, nunca había ido a una manifestación queer porque sentía que estaría siendo algo invasora.

Claro que las cosas habían cambiado en el último tiempo y ahora sabía que pertenecía a aquellos espacios tanto como Lisa, pero igual.

—Porque eres lesbiana... —Explicó la mujer, como si en realidad estuviera diciendo lo más obvio.

Lisa se tensó con anticipación, sabiendo lo que le esperaba.

—¡¿Tú le dijiste?!

—No te enojes, Rosie —Dijo con un ligero aegyo que pretendía ser natural para simpatizar un poco con su amiga. —Sabes que no tengo secretos con mi madre.

—¿Estás segura? —Se cruzó de brazos por auto reflejo, no buscaba verse intimidante ni nada parecido, de verdad se sentía molesta. —¿De casualidad ya le dijiste que piensas dejar la carrera?

Chittapon miró a su hija incrédula, esperando que la rubia le diera alguna señal de que Rosé solo estaba bromeando o que trataba de meterla en problemas por haber hablado sobre su sexualidad sin su consentimiento. Pero lo único que tuvo por parte de Lisa fue una sonrisa formada.          

—¡Lisa! —Exclamó su madre, sonaba algo preocupada. —¿Es en serio?

—Tú sabes que siempre quise dedicarme a otra cosa. —soltó casi a la defensiva.

—Por favor, dime que aún no sigues con eso de querer ser idol. —la mujer claramente esperaba una respuesta verbal, pero lo único que obtuvo de su hija fue una sonrisa forzada. —¡Pero Lis! Tú eres tan inteligente. ¿En serio vas a desperdiciar tu inteligencia en algo incierto como ser idol?

—¡Pero mamá! —A Lalisa poco le importaron sus veinte años, como tampoco le importó que su amiga estuviera allí presenciando la discusión. —Así como soy inteligente, tengo muchos talentos. ¿Tú no me decías siempre que debía exprimir todo mi potencial?

Roseanne sintió algo de tristeza mientras las oía, Chittapon parecía estar retando a su hija pero al mismo tiempo lo hacía en un tono muy cariñoso. Se notaba que la mujer no estaba enojada como tal, sino que se sentía más preocupada que otra cosa.

No quería imaginarse como sería si se tratara de ella y de su madre, no podía pensar en ella dándole un disgusto a su progenitora. Su madre había sido una madre Australiana tan estricta y disciplinada como se podía, mientras que Chittapon muchas veces fue como una amiga para Lisa.

—Lis, tú eres bisexual. —La mujer susurró como si le estuviese diciendo a la menor algo extremadamente delicado. Lisa la miró confundida, era la primera vez que su madre se refería a su sexualidad de esa forma.
       
—¿Y eso qué?

—Que la gente aquí no tiene lugar para las personas como tú, no ahora. —Dijo con un borde de tristeza mientras acariciaba el largo cabello de su hija. A simple vista parecía que la mujer estaba consolando a Lisa, pero Rosé tuvo la impresión de que fue al revés, de que Chittapon era quien necesitaba consuelo—. Y tú no entras en un clóset, cariño.

La mirada de la rubia, que se había vuelto dura ante la mala interpretación que le había dado a la advertencia de su madre, se había suavizado.

—Mamá, de ser por eso debería tirarme de un séptimo piso —hablaba en un tono delicado pero con un borde de humor, no quería poner las cosas demasiado serias— Ese riesgo lo corro en cualquier lugar, no es algo que voy a sufrir solo porque me vuelva famosa. Si es que lo consigo, para empezar.

—Lo sé, y créeme que no ha sido fácil para mí. Ni siquiera es algo de lo que pueda cuidarte...

—No digas eso. —Lisa la interrumpió, no solo porque no le gustaba el camino que estaba tomando su madre, sino porque también notó como la voz de la mujer se volvía cada vez más frágil—.Tú me enseñaste a ser fuerte y a no darle importancia a la gente y a su mierda homofóbica. ¿Hay mejor forma de cuidarme que esa?

Chittapon sonrió, sentía el llanto acercarse demasiado rápido, así que no habló. En su lugar solo abrazó a su hija con cuanta fuerza quiso. La menor rió por la sorpresa, pero no dudó en responderle el gesto.

Chittapon no tenía intenciones de decírselo, porque Lisa podía ser algo egocéntrica y porque se suponía que una madre no debía sentirse así por su hija, pero realmente admiraba a la menor. Sabía que ella no se sentía valiente porque creía que solo estaba viviendo su vida, pero no podía negarle que tenía una fortaleza que no se podía encontrar en cualquiera.

Madre e hija se separaron y se sonrieron con complicidad, ambas se caracterizaban por ser demasiado emocionales aunque en el exterior llegaban a parecer algo insensibles. Tanto Lisa como Chittapon tenían el llanto fácil si la situación las conmovía lo suficiente, pero al menos por esa vez habían podido evitarlo.

Fue la tercera persona en la habitación quien acabó llorando.

—Lo siento. —Rosé se forzó a reír un poco mientras secaba sus lágrimas con el puño de su suéter. —Yo... no sé qué me pasó.

Chittapon se separó de su hija para tomar asiento al lado de Rosé, Lisa la siguió. Era la segunda vez que veía a su mejor amiga llorar y no le gustaba.
Ambas mujeres abrazaron a la chica que lloraba con algo de fuerza pero cuidando de no apretarle, lo que menos necesitaba era un dolor físico.

—Cuando quería divorciarme tenía mucho miedo, mi familia trató de convencerme de que mi lugar era con el padre de mi hija. Los abuelos de Lisa amenazaron con dejar de hablarme, solo tenía el apoyo de unas amigas... — la mujer se detuvo, no quería contar la historia de su vida, solo quería mostrar un punto y sentía que con lo ya dicho era suficiente—. Lo que intento decir, es que las personas podemos elegir a nuestra familia si la situación lo amerita. Y creo que nosotras somos familia desde el momento que tú y Lisa se hicieron amigas.

—¿Eso se supone que debe hacer que deje llorar? ¿Crees que alguien querría a Lisa de familia? —Bromeó, porque ya estaba demasiado emocional y  Chittapon no estaba ayudando.

—¡Hey! —la menor se separó de su amiga, a quien le dio un pequeño golpe en el brazo. —Tienes demasiada suerte de tenerme en tu vida.

—Yo no diría eso. —Rosé respondió, demasiado satisfecha de si misma porque su mejor amiga parecía de verdad ofendida.

Chittapon solo se quedó contemplando la pequeña discusión entre ambas chicas. No le gustaba la idea de decir que Rosé era como una hija, porque nada se comparaba a lo que sentía por Lisa, pero definitivamente la Australiana se había ganado un lugar en su corazón y era parte de su familia sin la necesidad de un lazo sanguíneo.

Gaydar. ˚₊· ͟͟͞͞➳ Chaesoo | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora