Capítulo 40

837K 37.2K 13.7K
                                    


NICK

Acostarme con Noah había sido la experiencia más alucinante de mi vida. Aún ni siquiera podía creerme que hubiese ocurrido, todavía seguía creyendo que todo era un sueño. Llevaba pensando en esto desde que la había visto por primera vez con un vestido ajustado y me había dado cuenta de lo hermosa que era, pero ¿que me dejara hacerle el amor...? Aún estaba en el cielo. Sentirla bajo mi cuerpo y poder acariciarla a mi antojo me había proporcionado más placer que el que había obtenido en todos mis años de relaciones con mujeres. Ahora ella era mía, mía para siempre porque no pensaba dejarla escapar.

Con todo lo que había ocurrido y con todo lo que me había contado no sabía ni de qué forma habíamos llegado hasta ese punto pero por fin había podido derribar ese muro que nos había separado desde el principio. Noah había tenido una infancia horrible, tan sumamente traumática que aún después de seis años seguía trayéndole consecuencias e inconvenientes en su vida cotidiana y yo apenas podía contener las ganas de ir en busca del cabrón de su padre y matarlo por lo que le había hecho. También estaba bastante cabreado con su madre. ¿Qué clase de idiota deja a su hija de once años con un maltratador? No quería que Noah lo supiese pero culpaba a Raffaella tanto como a su padre y no esperaba el momento de poder dejárselo claro. Aun así, y después de todo lo que me había confiado, yo seguía teniendo el presentimiento de que me ocultaba algo. No sabía muy bien qué podía ser pero aún había un atisbo de preocupación en sus ojos y yo quería averiguar a qué se debía.

Ahora mismo la tenía dormida entre mis brazos. Mi mente regresó a lo que habíamos estado haciendo y casi la despierto para poder empezar don- de acabamos. Había una pequeña lucecita encendida y con el reflejo de la luz pude admirar lo hermosa que era. Era increíblemente guapa, tanto que te dejaba sin aliento. Y qué decir de su cuerpo... haber podido tocarla y darle placer habían sido dos de las cosas más provechosas que había hecho en toda mi vida... y cómo había disfrutado.

Entonces escuché que mi teléfono móvil empezaba a vibrar. No quería que Noah se despertara por lo que lo quité de la mesilla y dejé que vibrase en silencio. Fuera quien fuese podía esperar...

La abracé con fuerza atrayéndola contra mi costado y ella abrió los ojos un poco adormecida.

—Hola —saludó en ese tono tan agradable que había empezado a usar conmigo hacía un día exactamente.

—¿Te he dicho ya lo increíblemente guapa que eres? —le comenté colocándome encima y disfrutando de que ya estuviese despierta. Había ansiado besarla desde hacía ya por lo menos una hora.

Me devolvió el beso solo como ella sabía hacer y me abrazó presionándome los hombros.

—¿Te encuentras bien? —le pregunté dudoso, la verdad es que había tenido todo el cuidado del mundo, nunca había tenido tanto miedo de poder hacerle daño a una persona, pero después de lo que había escuchado del pasado de Noah, no quería que sufriera ni un maldito rasguño.

—Tengo hambre —comentó riéndose bajo mis labios.

Culpa mía © (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora