CAPÍTULO 8: Bienvenida a mi infierno.

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- ¿Estás nerviosa? - dice Byron mirándome.

- ¿Quién? - pregunto mirando hacia la puerta del baño. - No, ¿Tú? - digo y él ríe.

- Tranquila, no diré nada.

- No hay nada que decir. - digo y él niega.

- ¿Segura? - cuestiona y yo lo miro desafiante.

- ¿Qué haces? - pregunta James llamando mi atención.

Lo miro con los ojos abiertos como plato y él me mira con confusión.

- By... B-Byron, él, tiene fiebre. - digo torpemente.

- ¿Qué? ¿Y dónde está? - cuestiona James.

- Yo... lo... lo... - intento calmarme y respiro hondo. - Lo traje a la ducha, pero está muy pesado para mí así que también terminé mojada.

James me mira por unos segundos y después camina hasta donde estoy y asoma la cabeza. Byron está sentado en el suelo y recostado a la pared. Tiene los ojos cerrados y los labios pálidos.

- Dejame pasar, Madi. - pide James y yo salgo de inmediato. - Ve a secarte, yo me encargo de Byron. - vuelve a hablar James y yo solo asiento y salgo de la habitación.

Camino a toda velocidad mientras me regaño por lo bajo. Entro a mi habitación y me encuentro de frente con mi madre.

- ¿Qué te pasó? - cuestiona mirándome con el ceño fruncido. - ¿Porqué estás empapada y tienes sangre? - cuestiona y yo miro mi abdomen.

Se me había olvidado por completo la quemadura y con todo el esfuerzo que hice con Byron me comenzó a sangrar de nuevo.

- Me voy a bañar mamá ahorita te explico. - respondo y corro al baño.

Demoro varios minutos bañandome, honestamente no quiero salir, pero tengo que hacerlo. Se que mi madre me está esperando en la habitación y eso me pone demasiado nerviosa.

Suspiro profundo y salgo del baño encontrándome a mi madre sentada en la cama.

- Ven, sientate, voy a curarte. - dice mi mamá mientras le da unas palmadas a la cama.

Me acerco a ella tratando de tranquilizar mis nervios. Mi madre me ve y me sonríe calidamente.

- Gracias. - dice antes de que logre sentarme y frunzo el ceño.

- ¿Por? - pregunto confundida y ella sonríe.

- Ya me lo dijo James. - habla y toma mi mano.

- ¿El qué? - cuestiono y ella niega.

- Ay Madi, pues que ayudaste a Byron, ¿Qué otra cosa sería? - dice y yo trago saliva.

Quizá la respiración boca a boca innecesaria que le di a tu hijastro. Digo en mi mente y después carraspeo.

- Lo hubiese hecho por cualquiera. - le digo mirandola a los ojos.

- De todas formas, gracias hija. - me mira y vuelve a sonreír.

Mis nervios son más grandes debido a las palabras de mi madre, así que mejor me siento al lado de ella esperando que me cure la quemadura.

Algunos minutos después ella termina y sale de mi habitación indicando que irá a preparar la cena. Estoy planeando decir que no tengo hambre solamente para no ver a James y a mi madre a los ojos.

Siento como si hubiese hecho algo gravisimo, algo imperdonable y extremadamente impuro. Pero es que lo es, sí, claro que lo es. Byron es mi puto hermanastro y le he besado. Nos hemos besado. Eso no es normal, por donde lo veas por supuesto que no lo es.

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