CAPÍTULO 2: Pequeña espía.

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- ¿Qué hacías ahí? - cuestiona mi madre al verme salir de la habitación del sin cerebro.

- Estaba recorriendo la casa y entré aquí. - respondo mientras camino hacia ella.

- Esa es la habitación de Byron, a él no le gusta que entren ahí. - dice con preocupación.

- Si, ya me percaté de eso. - le sonrío y pasó al lado de ella.

- ¿Qué pasa contigo? - cuestiona tomándome del brazo y haciendo que frene.

- ¿Qué pasa conmigo? ¿De verdad no sabes? - respondo con enojo.

- Madi, se que no te gusta este cambio, pero eso no justifica tu pésima actitud. - dice mirándome a los ojos.

- ¿Mi pésima actitud? Te informo que tendrás que acostumbrarte a ella, porque a partir de ahora está es la actitud de tú hija. - respondo y jalo mi brazo para que ella suelte su agarre.

Veo como sus ojos se cristalizan y asiente mientras se da la vuelta y se va. La veo alejarse por el largo pasillo y siento de nuevo las náuseas. De verdad no suelo ser así, pero no encuentro otra manera de ser debido a las circunstancias.

Sigo con la mirada a mi madre hasta que desaparece bajando las escaleras, regreso mi mirada hacia la puerta de la habitación y veo a Byron recostado en el marco de esta.

- ¿Qué? - digo con molestia, él solo niega y entra a la habitación cerrando la puerta.

Camino hacia la habitación de al lado y en la puerta se lee "Bienvenida Madeleine". Ruedo los ojos y arranco el papel con la frase.

Entro a la habitación y se encuentra perfectamente ordenada, en ella hay una cama, mesitas de noche con unas lámparas elegantes, un gran clóset, una mesa para maquillaje con un espejo enorme y con luces al rededor, tengo mi propio baño y un pequeño balcón con un asiento colgante.

- Por lo que veo te esforzaste James. - digo susurrando y sonrío.

Comienzo a guardar todas mis cosas en los lugares correspondientes, al terminar me tiro en la cama y quedo profundamente dormida.

Comienzo a soñar con un apuesto jovencito que al parecer es George, ese chico realmente es atractivo, hace que mi corazón se acelere, Dios, me dará un infarto.

- ¡Madi, Madeleine! - escucho la voz de mi madre y doy un salto en mi cama. - Baja a comer.

- ¿Mmmh? Si, ya voy - digo balbuceando.

Me levanto corriendo para lavarme la cara y los dientes. Después de hacer eso bajo corriendo hasta llegar al comedor donde se encuentran sentados James, mi madre y el sin cerebro de Byron.

- Madeleine, te presento a Byron, mi hijo. - dice James con una amplia sonrisa en el rostro y con una mano en el hombro de Byron.

- Mucho gusto. - dice Byron poniéndose de pie y extendiendo su mano para saludarme.

Aish, ¿acaso este tipo tiene doble personalidad?

- Mucho gusto. - respondo sin tomar su mano y acto seguido me siento al lado de mi madre.

La comida avanza sin nada relevante, mi madre y James no dejan de hablar de los planes que tienen y Byron no deja de mirarme, hace que me sienta incómoda.

- ¿Qué hora es? - le pregunto a mi madre y ella de inmediato ve el reloj que se encuentra en su muñeca.

- Las cinco con treinta, ¿Por qué? - cuestiona y yo me levanto de inmediato.

- Pasan por mi a las seis. Gracias por la comida. - digo mientras corro hacia las escaleras.

Llego a mi habitación y me meto a bañar lo más rápido posible. Al salir del baño busco alguna ropa que me quede muy bien, algo sexi pero casual. Al final decido usar un vestido holgado pero corto y nos tenis, hato mi cabello en una coleta y pongo algo de máscara de pestañas y brillo labial.

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