Capítulo trece

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Harry no se resistió, y obedeció sin chistar las ordenes del mortífago que fue a buscarlo. Bajaron por las escombrosas escaleras hasta un gran salón donde estaban todos reunidos a la espera de El Momento. En cuanto lo vieron entrar, los mortífagos hicieron un gran círculo dejando un caldero en el medio. El moreno buscó con la mirada a Voldemort pero no había rastros de él. Cruzó miradas con Snape cuyo rostro era indescifrable.

Ubicaron a Harry al lado del caldero mientras colocaban los últimos ingredientes dentro del mismo. Harry, nervioso observaba a las aproximadas veinte personas que habían en la habitación. Todas inquietas y podría decirse que incluso más nerviosas que el propio Harry.

De un momento a otro, todos quedaron en silencio y una figura un tanto rara apareció frente a todos.

La vez que Harry había vuelto regresar a Voldemort, lo había visto como un feto deforme, sin fuerza alguna que debía ser acarreado por alguien más. Esta vez era diferente. Su cuerpo parecía quemado de cabeza a pies y sus brazos estaban deformados. Su cara estaba cubierta de piel quemada y había perdido un ojo.

- Los he reunido hoy aquí, - comenzó a hablar Voldemort – para acabar con esto de una vez por todas. A la poción para recuperar la fuerza de mis brazos esta casi lista. Sólo queda un último ingrediente.

Harry suspuró porque se imaginaba que vendría el momento en que lo usaran para finalizar la poción.

- La mano de un fiel sirviente. - dijo Voldemort con una sonrisa maliciosa. - ¿Algún voluntario?

Los mortífagos comenzaron a murmurar mirándose unos a otros decidiendo quién debía de ser voluntario. Voldemort recorrió con la mirada a cada uno de ellos.

- Excelente! - exclamó Voldemort. - Draco, acercate.

A Harry le dio un vuelco al corazón. No había visto al rubio cuando entró y estaba casi seguro que tampoco había elegido ser voluntario

- P-pero yo no... - se apresuró a decir Malfoy

- Acaso te atreves a contradecir a tu amo? - preguntó Bellatrix.

Malfoy no se movió de su lugar y la miró suplicando que no hiciera eso. Como ella hizo caso omiso a su mirada, trató de hacerlo con Snape que tampoco decidió ayudarlo. De repente sintió como si su cuerpo y alma se hubieran desprendidos. No sentía ninguna parte de sí mismo, estaba aturdido, no podía emitir sonidos ni movimientos, como si alguien lo hubiera petrificado y sacado el sentido del tacto. Sus oídos zumbaban y escuchaba de muy lejos la voz de su amo.

- ¡Traiganmenlo!

Vio a dos mortífagos tomarlo de los brazos obligandolo a acercarse a Voldemort. Quería resistir pero no encontraba la manera. Cuando estuvo frente al mago tenebroso, evadió con todas sus fuerzas su mirada, pero sabía que podía leerle la mente por lo que trató de mantener intacta esa parte que aún podía controlar.

- ¿Qué sucede, Draco?, ¿Acaso no deseas que todo esto termine? Simplemente necesitamos matar a Potter, pero necesito de tu ayuda. Sé que Lucius estaría orgulloso de su fiel sirviente hijo.

Los ojos de Malfoy comenzaron a llenarse de lágrimas al recordar a su padre, lo cual hizo a Voldemort explotar en carcajadas y burlarse de su debilidad.

Harry, que estaba a su lado, se retorció al sentir arder su cicatriz, lo cual llamó la atención de Malfoy quien se giró para mirarlo. Sus miradas se encontraron, pero al darse cuenta de eso, Draco apartó rápidamente para no pensar en Harry. Desafortunadamente, no logró hacerlo con rapidez.

- Pero qué es lo que veo...- dijo Voldemort. - ¿Te has encariñado con el mestizo, rubio apestoso?

Ese comentario hizo salir del trance a Draco que comenzó a tartamudear intentando negarlo todo.

- S-se eq-quivoca, y-yo s-solo...

- No me digas... solo estabas "jugando" con él, ¿verdad?. Me parece que esos juegos íntimos no eran muy amenazantes para Potter por lo que veo...

Hubo un murmullo entre todos los presentes intercambiando expresiones de sorpresas, críticas y risas de lo que acababan de descubrir mientras Malfoy se tomó de la cabeza para aliviar el dolor que le producía la legeremancia de Voldemort y a su vez intentando apartarlo para que no viera más de lo que ya había visto.

- Mi señor. - dijo Bellatrix y todos callaron. - tome mi mano. No merece la de mi asqueroso y puto sobrino.

- Muy bien. - accedió Voldemort.

- ¿Lo oíste? Ya no te necesitamos, Draquito. - dijo Bellatrix y blandió su varita elevando a Draco y arrojándolo con fuerza y velocidad contra una pared. El rubio pegó un grito cuando su cuerpo se estrelló y luego cayó al piso como bolsa de papa.

A continuación todo sucedió rápido y al mismo tiempo. Harry instintivamente quiso socorrer a Malfoy, pero unos mortífagos lo agarraron y comenzaron a pegarle y patearle, mientras otro le lanzó el maleficio Cruciatus. Malfoy permanecía en el suelo inmóvil. Bellatrix se cortó la mano y comenzó a gritar y maldecir ante el dolor punzante. Snape ayudaba a colocar la mano en el caldero esperando que se consumiera y estuviera lista para que Voldemort se sumergiera en ella.

- Sólo unos minutos más y todo habrá acabado. - Pensaron al unísono Harry y Voldemort.

Dulce CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora