Capítulo uno

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- Potty, más vino.- ordena Nott, un mortifago sentado en la punta de la sucia mesa. - y luego limpia este enchastre.- continúa señalando un montón de platos sucios que contenían algo parecido a vómito.

- ¿No conseguiste un elfo, digo, mago doméstico más lento?- dijo Carrow, otro mortifago mientras soltaba una carcajada al ver que el mago doméstico luchaba por caminar lo más rápido posible pese a las cadenas que tenía en sus tobillos.

Aunque lo que más le impedía caminar eran sus músculos entumecidos por el frío; estaban en invierno y a él sólo le habían dado un trozo de tela para que lo use de taparrabos

El mago sirvió más vino Nott y se dispuso a levantar los platos de la mesa y llevarlos al fregadero conteniendo la respiración para no emitir ningún sonido de arcada, ya que sus anfitriones amaban castigarlo si no se mantenía callado.

-Volviendo al Señor Tenebroso, ¿alguna novedad sobre la poción? Inquirió Rowle, un mortifago regordete que estaba de pie, al lado del fregadero. -Ya me quiero ir de esta mugrosa pocilga.

-Aún no. Faltan ingredientes pero es difícil conseguirlos con toda esos traidores de sangre que nos buscan por todos lados. - contestó Carrow escupiendo al suelo pensando en los magos enemigos.

-Me aburro. Potty, haz algo para entretenernos. - dijo Rowle dándole un empujón para que se alejara de los platos y quedara frente a los tres.

- ¿Qué pasa, tus padres no te enseñaron a obedecer a los mayores? - preguntó al ver que el muchacho quedaba estático como si le hubiesen hecho un hechizo inmovilizador.

- ¡Qué malos modales!, ¿dónde estaban tus padres a la hora de enseñartelos? -los otros tres se descostillaban de la risa cuando sus ojos se llenaron de lágrimas.

La puerta de la cocina se abrió y todos callaron, ya que la presencia de Snape les atemorizaba un poco.

-Que conmovedora celebración con vino y risas. Aunque se les pasó avisarme que ya consiguieron los ingredientes para la poción del Señor Tenebroso, felicidades. - dijo sin mostrar alegría alguna y fulminándolos con la mirada.

- Severus, sólo estábm... -

- ¿Qué creen que haría el Señor Tenebroso cuando le cuente que su segunda venida se retrasó por incompetencia de tres de sus queridos mortifagos... - preguntó retóricamente haciendo leves pausas después de cada palabra. - O cuando venga y encuentre a Potter ya muerto de inanición?

El moreno dio un leve salto al escuchar su apellido y ser apuntado con el largo dedo de Snape. Sin embargo Severus no lo miraba, seguía pasando posando sus ojos en los tres mortifagos una y otra vez.

- Que no vuelva a encontrarlos sin hacer nada. - amenazó Snape. - Ahora llévenselo a la habitación

Los mortifagos obedecieron y agarraron a Harry de sus brazos y lo arrastraron para que el traslado sea más rápido.

Una vez en la habitación, Harry esperó a que se fueran y dejó que sus lágrimas corrieran sin límite. Estaba harto del frío, del hambre y de la injusticia. Ya no recordaba cuánto había pasado desde que lo aislaron del mundo, pero calculaba que iba por los diez meses. Diez meses sin saber de ninguno de sus amigos y seres queridos, ni de qué estaba ocurriendo realmente con Voldemort. Según lo que lograba escuchar mientras hacía de sirviente, en la guerra en Hogwarts algo sucedió con Voldemort que no pudo concretar su misión: matar a Harry. "Algo lo detuvo, -pensó Harry. - pero, ¿que?. ¿A qué se refería Snape con la segunda venida? Seguramente a una nueva opotunidad para que finalice su misión, lo cuál tiene lógica que me tengan secuestrado, para que de una vez por todas me mate".

La puerta se abrió despacio mientras Draco aparecía con una bandeja de comida y agua. Se acercó sin decir nada y evitando mirar con lástima al jóven que se encontraba acurrucado en la esquina de la pared.

- Golpea la puerta cuando termines. - le recordó Draco mientras dejaba la bandeja en el suelo lleno de escombro. Harry se limitó a gruñir confirmando que lo escuchó y esperó a que estuviera fuera para comer desesperadamente el pan con manteca que le daban religiosamente a las 8 de la noche. Cuando hubo terminado de comer y beber, se acercó a la puerta. Draco, como escuchó el sonido de las cadenas, la abrió, tomó la bandeja, la volvió a cerrar y se marchó.

Harry permaneció un buen tiempo parado en la puerta observando la habitación iluminada por la luna. Era espaciosa, pero no tenía muebles, salvo un pequeño, aplastado y viejo colchón en donde dormía. Sin embargo, habían manchas en las paredes y suelo que indicaba donde en algún momento hubieron muebles. Se preguntó qué pudo haber ocurrido en esa casa, parecía que hubo un tiroteo o explosión por la cantidad de agujeros y escombro que había por todos lados. Quizás una casa abandonada luego de la segunda guerra mundial. No estaba seguro; ni sabía en qué país se encontraban.

Intentó con todas sus fuerzas recordar cómo llegó ahí. "me hice el muerto; Hagrid me llevaba llorando pensando que fue mi fin, pero salto de sus brazos y todos ven que sigo con vida; Neville mata a Nagini; Malfoy me lanza mi varita que no la llego pero cae a mis pies; levanto la vista y veo a los mortifagos que vienen hacia mi; todo oscuro; esta horrenda habitación".

-Despierta, Potter. - escucha la voz de Draco en la puerta.

Ya era de día y se encontraba en el piso empapado en sudor y orina. Recordaba haber tenido una pesadilla pero no recordaba haberse orinado. Le dio un vuelco al estómago darse cuenta del accidente y su cara se volvió roja al pensar que Draco también lo había notado.

-Yo... - quiso explicar Harry, pero no le salían las palabras y pegó un grito ahogado cuando vio la cabeza de Nott detrás de Draco.

- ¿Qué hiciste, Potty? - preguntó burlonamente mirando su entrepierna y suelo mojados. - ¿No pudiste esperar un poco más, o acaso estabas jugando al perro? Se escuchaban unos aullidos que provenían de esta habitación, seguro que...

De pronto Harry recordó que había soñado con Sirius, quien se había alegrado con la noticia de que Harry también era un animago y que compartían el mismo animal; luego correteaban felices por el bosque prohibido hasta que vio una sombra de otro animal, mucho más grande que ellos. Era su padre, lo sabía. Se miraron mutuamente y quiso desesperadamente volver a hacerse humano para abrazarlo con todas sus fuerzas, pero justo en ese momento lo había despertado Draco.

- ... así que bueno, si la visita insiste, jugaremos ese juego. - concluyó con una risa malvada y con un movimiento de varita hizo aparecer una correa al rededor del cuello de Harry.

El muchacho no entendía qué estaba pasando, se había perdido la mitad de la conversación recordando el sueño, pero ya era tarde para resistirse, puesto que Nott empezó a caminar, tirando así de la correa para que el moreno también caminara.

Harry no dio ni dos pasos cuando el mortifago se dio vuelta y lo obligó a caminar sobre sus rodillas y manos. De este modo bajaron hasta la cocina donde lo obligaron a permanecer en cuclillas o acostado en un rincón tal como lo haría un perro.

Dulce CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora