Capítulo cinco

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Las visitas en la cena de Draco se volvieron rutina cada dos o tres semanas, cuando no habían tantos mortifagos rondando. A Harry empezaba a caerle bien y entendía algunos motivos de su comportamiento en el pasado, cuando eran estudiantes. En noches de melancolía, se imaginaba cómo hubiera sido su vida en Hogwarts con Malfoy de amigo. ¿Habrían sido los primeros en romper la rivalidad entre Gryffindor y Slytherin? O ¿Habría el sombrero seleccionador enviado a Harry a Slytherin? Claramente no hubiera sido posible que Draco fuera a Gryffindor. ¿Te imaginas?... ¿Draco valiente? Harry soltó una carcajada imaginándose la cara de Lucius al enterarse.

- Hoy tengo poco tiempo, por eso cenarás más temprano. - dijo Draco cuando entró a la habitación.

- ¿Qué planes tenes para este caluroso viernes por la noche?. - preguntó Harry alzando las cejas de manera pícara.

Draco lo miró y levantó una ceja e hizo un gesto como de impaciencia. - No es viernes, Potter... y no son los planes que estas pensando.

- Ya lo sé, tampoco esperaba que tuvieras citas o algo así.

- ¿Crees que no tengo citas? ¿Acaso piensas que no soy atractivo como para tener citas?

- Ya sabes, me refiero a esta situación que estamos viviendo... no creo que ustedes mortifagos tengas tiempo libre para hacer ese tipo de recreaciones.

Draco emitió un gruñido y sacó una agenda tipo electrónica de su túnica.

- Lumos. - dijo con un movimiento de varita y encendió la agenda - Esta noche no tengo nada, pero mañana debo salir temprano por una misión.

-¿Te irás?- preguntó Harry con un dejo de tristeza.

- Por unas semanas. - y apuntó con el dedo las fechas de su calendario de la agenda – ves, me voy mañana y vuelvo el 30.

Harry siguió con la mirada el dedo de Draco que fue de la casilla del día 15 al 30 que estaban pintadas de color verde con la inscripción de "misión" arriba. Luego le dio hormigueo en el estómago al ver que estaban en el mes de julio.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Draco al ver a Harry pensativo.

- ¿Eh?... no, nada.- Hubo un largo silencio

- Bueno, así que. - dijo al fin Draco levantándose. - si todo sale bien, volveré para tu cumpleaños.

Harry sintió ahora un hormigueo en toda la cara, como si le hubieran cacheteado. Draco Malfoy sabía la fecha de su cumpleaños? Sería tan amable en pasarla con él dada la situación? Por qué la idea de pasarlo con Draco le generaba una ilusión increíble? Se esforzó para no esbozar una sonrisa delante de él.

- Ah, claro. - terminó diciendo Harry controlando sus emociones e imitando un tono de como quien no quiere la cosa.

- Hasta luego.

- Adiós.

Harry quedó solo de nuevo en su oscura habitación. Se sentía tan animado pasar su cumpleaños con alguien que bailó moviendo las manos hacia arriba. Enfrascado en su baile quiso pararse pero las cadenas no le dejaron, lo que hizo que cayera a la cruda realidad en la que se encontraba. Mientras el bajón emocional se apoderaba de él, la puerta se abrió de golpe y un mortifago apareció con la correa que le puso al cuello y tirando de ella lo obligó a gatear.

- ¡Más rápido! - le ordenaba al muchacho que tropezaba con los escombros de la escalera.

Una vez afuera, el fresco pasto calmaba sus heridas y cicatrices, sobre todo de noche cuando ya había caído el rocío. Dieron un vuelta por el amplio patio y se detuvieron a la sombra de un gran árbol. Ahí era donde el mortifago aprovechaba y fumaba mientras Harry aprovechaba para meterse entre unos arbustos y hacer sus necesidades, lo cual le costaba mucho por el hecho de no poder pararse y de su taparrabos que siempre se atoraba entre las cadenas y terminaba mojado.

Cuando hubieron terminado el paseo, volvieron a la habitación donde Harry se dirigió directamente a la cama a echarse a llorar.

Pensaba en Draco y en la ilusión que le daba volver a verlo pero se sentía tan miserable que temía que sintiera asco o vergüenza de estar a su lado y no celebraran su cumpleaños ahora tan anhelado.

"¿Desde cuando te importa lo que piense Malfoy?", pensó Harry, "si siempre le pareciste un asco...¿acaso no fue él quien diseñó los prendedores POTTER APESTA?"

- "Pero ahora es diferente". - se auto contestó Harry.

- "Porque le conviene...seguro trama algo"

- "Claro que no, sino ya lo hubiera hecho... además cuando trae algo diferente en la cena se le nota en su mirada que es algo genuino".

- "¿Desde cuándo observas los hermosos ojos grises de Malfoy"?

- "¿Hermosos?"

- "¿Qué?"

- "¿Qué?"

Cerró los ojos e intentó dormir, pero no podía sacar de su mente esos ojos, esa mirada...esa risa, el cabello con olor a shampoo de manzana. ¿Dónde se bañaría?. ¿Habría alguna ducha decente en esa casa? Harry trató de imaginarse cómo serían los baños, ya que él desde que fue elfo doméstico hasta ahora sólo usaba el patio de baño, y con suerte ahora que era verano lo limpiaban con una manguera cada semana. Lo que daría por una larga ducha con agua tibia, con shampoo y jabón. Siguió fantaseando la sensación de un baño hasta que apareció un joven pálido y desnudo, tomando un baño junto a él, en su imaginación.

- ¿¡QUE CARAJOS!? - gritó Harry incorporándose y se tapó la boca dándose cuenta del ruido que había hecho, pero a lo lejos se escuchaban voces y botellas tintineando que provenían del piso de abajo.

Harry volvió a tumbarse en la cama e intentó nuevamente dormir, pero al momento de cerrar los ojos volvía a ver a ese joven desnudo en la ducha. Abrió los ojos enfurecido por su traicionera mente. "Es Malfoy, Harry,- pensaba - no puedes pensar en él, imagina otra cosa, imagina que es feo...ponle una barba apestosa y de color marrón, tetas caídas, una panza que le chorree hasta el vello púbico dejando ver un gran y venoso pene que caía hacia su izquierda dejando ver una la bola derecha rodeada por unos enrulados pelos rubios, seguido de unas piernas bien trabajadas y musculosas, por las que le corría el agua de la ducha..." Un hormigueo y leve tensión en su entrepierna le hizo salir de su fantasía y quedó boquiabierto.

- " Excelente estrategia, man" - se auto felicitó irónicamente.

- "¿Qué mierda acaba de pasar?"

- "Estás hasta las manos, amigo"

- "Lo que me faltaba..."

Dulce CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora