Dulce Compañía

Capítulo seis

Al cabo de dos semanas, la ansiedad de Harry aumentaba brutalmente. Cada vez que pensaba en volver a ver a Malfoy, le daba un vuelco en el estómago, su cuerpo se volvía caliente, le sudaban y temblaban las manos y sentía los pies fríos. Por única vez agradeció haber llevado puesto el taparrabos ya que con el calor de julio y la calentura que le generaba Draco no iba a soportar otro tipo de prenda.

Según sus cálculos, ese día era 30, el día que regresaba Malfoy de su "misión". ¿qué será que habrá estado haciendo?" se preguntó Harry mirando el techo cuando su puerta se abrió de un golpe y asustó al pobre muchacho.

-Hora de tu baño Potty - dijo Nott dando zancadas hasta llegar a él y engancharle la correa. - muy bien, perro pulgoso y hediondo, andando.

Harry tropezó todo el camino y se abrió una herida de su rodilla que estaba sanando. Se tragó las lágrimas intentando no hacer enfadar al mortífago así podría cenar en paz con Draco esa noche.

Bajaron las escaleras, pasaron la cocina y Harry pudo ver que habían como diez personas en ella, cada una trabajando de manera muy concentrada sobre unos calderos. "Debe tener que ver con la poción de Voldemort", pensó Harry, quien de vez en cuando repetía la frase "poción de Voldemort" intentando descifrar de qué iba todo eso. Debía admitir que le daba gracia ese nombre, porque lo imaginaba como una esencia de Voldy, o un perfume, o quizas una poción que te volvía malo como él. Pero también pensar su enemigo le recordaba todos los sucesos, en especial aquél donde habían volcado al deshuesado cuerpo de Voldemort a un caldero lleno de quien sabe qué. Pensar eso le daba náuseas, pero también le generaba temor. ¿sería eso a lo que se referían con la "segunda venida del Señor Tenebroso"?

Un gran chorro de agua fría en la cara le sacó de sus pensamiento. Tosiendo y evitando no ahogarse, Harry se movía lentamente de manera circular para que el agua le llegase a todos sus pliegues. Con las cadenas era muy difícil limpiarse sus partes, así que se frotaba el culo en el pasto para limpiarse mejor. Una vez que dejaron de tirarle agua, se sacudió como pudo y se movió al sol para secarse.

Era un día muy lindo, soleado y sin ninguna nube, por lo tanto hacía mucho calor, pero eso no importaba. Hacía mucho que no apreciaba la vista del patio de la casa. Le recordaba mucho a Hogwarts y su cuadrado patio interno rodeado de galerías, solo que éste estaba rodeado de la casa en si. Una casa cuadrada con patio interno adentro. Quizás haya sido un lugar de retiro espiritual, por eso habían tantas habitaciones. También al parecer, ese lugar se encontraba alejado de los vecinos o alguna ciudad y si no fuera por la situación en la que se encontraba, diría que el lugar le generaba cierta paz.

De vuelta en la habitación, Harry quedó acostado esperando a que anocheciera, pero no le duró mucho porque la ansiedad no le permitía quedarse quieto. Así que se dispuso a "ordenar" la habitación. Despejó el piso cubierto de escombros con sus manos y pies, dejando todo en un rinconcito para que no se notara tanto y luego cambió de lugar el colchón como para que se vea un cambio más. Volvió a ponerse nervioso cuando vio que había anochecido. No sabía qué le daba mas miedo si al final no pasara nada y su ilusión se rompiera o confirmar lo que había estado pasando en su cabeza todos estos días.

- "no me gusta Malfoy, no de gustar gustar, sólo me cae bien, ¿por qué me cuesta tanto entender eso?"- se decía Harry. - "simplemente estoy confundido porque me presta atención, ya sé como soy, siempre fui así". - Pero en el fondo sabía que esta faceta no la conocía. Nunca se había sentido tan nervioso por volver a ver a un conocido o amigo, solamente con la persona que le gustaba realmente. Pensó en Cho y Ginny y cómo le hacían sentir. No sabía nada de ellas, ni de los demás. La soledad lo abrazó de repente y se sintió tan solo que empezó a hiperventilar, sus ojos se le llenaron de lágrimas y un nudo se le formó en la garganta dificultándole respirar. Necesitaba salir de ahí y respirar aire fresco, levantarse y correr. Intentó ver una posibilidad de escapar, pero su ataque de pánico no le dejaba pensar. Su corazón latía con mucha fuerza y muy rápido, parecía que se le saldría del pecho. Cada vez aceleraba más y más, como si en algún momento fuera a latir tan rápido que explotaría y moriría. No quería morir, no ahí. Empapado en lágrimas y sudor se acostó en posición fetal y con una mano se auto acariciaba el costado de la cabeza y hacia el hombro. Intentó cantar una nana que tía Petunia solía cantar a Duddley cuando estaba enfermo; también repetía lo que ella le solía decir para calmarlo y poco a poco se fue quedando dormido.

Abrió los ojos de golpe. Algo había tocado su hombro pero no veía nada porque ya estaba muy oscuro y las nubes tapaban la luna. A su lado de la nada se encendió una luz, que al girar vio que salía de la varita de Draco.

-Feliz cumpleaños, Potter. - le dijo sonriendo de lado.