Capítulo catorce

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Abrió los ojos y estaba en un lugar desconocido. Todo era tan blanco y brillante que tuvo que arrugar los ojos y colorarse una mano frente a ellos para no quedar ciego ante la luz. Se incorporó y notó que estaba parado sobre el césped. Parecía una mañana cálida de otoño, con un sol que calentaba apenas, como de costumbre. Poco a poco fue alejando su mano para verificar dónde se encontraba. Era un parque muy amplio y solo con árboles y bancos. Parecía que no tenía fin. El verde césped se perdía en el horizonte , en la unión con el celeste cielo con escasas nubes.

Decidió caminar un poco pare explorar aquel agradable lugar. Recorrió el parque por un largo rato y se dio cuenta que en ningún momento se cansó ni necesitó agua. Sin embargo se sentó en uno de los bancos bajo un enorme árbol. Cerró los ojos y respiró el aroma a sol, césped y viento otoñal.

- ¿Draco?

El rubio se incorporó y dio vuelta al instante y se encontró con una muchacha no mucho más adulta que él que le sonreía de oreja a oreja. No tenía idea de quién era aquella joven pero al notar el color de su cabello se llevó una gran desilusión.

- ¿Qué quieres Weasley?

- No solo los Weasley tienen el cabellos rojo, ¿sabías?- contestó un tanto ofendida.

- Bueno, a juzgar por la manera en que me contestas, también pensaría que eres una Weasley.

La muchacha rodó los ojos con impaciencia.

- Soy Lily...

Malfoy se encogió de hombros

-... Potter.

Los ojos del rubio se abrieron como platos, y su boca también.

- ¿Cómo dices?

- Soy Lily Potter, madre de Harry.

Malfoy la miró fijo, luego volteó en búsqueda de algún signo que indicara de que todo eso era una broma. Como no encontró nada, volvió a mirar a la joven.

- Tu eres... la mamá de... .Eso es imposible.

Lily sonrió y se sentó en el banco e hizo señas para que se sentara junto a ella.

- No es tan imposible. Digamos que estamos en tu limbo.

- ¿ Y qué hace en MI limbo una sangre su...?- tragó saliva. - Lo siento.

- ¿Por qué estás a la defensiva? Aquí nadie puede hacerte daño... - Malfoy agachó su cabeza. - ni juzgarte.

Draco dejó escapar una risa nasal.

- Me enojan las cosas que no entiendo. - explicó Malfoy

- ¿Qué quieres entender?

- ¿Qué pasó?, ¿Qué hago aquí?, Por qué estás aquí?

- Bueno, han intentado hacerte daño y has perdido el conocimiento por el dolor.

- ¿Por qué directamente no me mataron?

- Pues, quizás querían que vivieras en el sufrimiento. O que alguien más sufra al verte.

Draco pensó en sus padres y en lo decepcionados que estarán con él cuando se enteren de todo lo ocurrido. Lily pareció leer su mente y colocó una mano en su hombro.

- Ellos tienen el mismo miedo que tú, no te tortures.- le consoló.

Malfoy simplemente asintió. Se dio cuenta que por más que se sentía abatido, no duraba mucho tiempo esa sensación, ni tampoco lograba llorar, lo cual le resultó extraño.

Dulce CompañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora