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Casa del socio de Ander

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Casa del socio de Ander

Cuando la pareja llegó a la residencia, Nayra quedó sorprendida.

―Creí que se realizaría en el salón de un hotel como aquella noche ―admitió.

―No, tampoco te dije dónde se iba a realizar, su casa es nueva y quien nos invitó decidió inaugurarla con una fiesta de fin de año ―afirmó Ander bajándose del coche.

Bordeó el mismo y le abrió la puerta a la joven, quien llevaba un vestido de tela brillosa color bordó con un tajo en una de las piernas.

―¿Me vas a seguir castigando con lo que te pones? ―cuestionó divertido.

―No, pero me gusta hacerte desear ―rio por lo bajo.

―Dentro de la casa hay un cuarto... ―sugirió Ander.

―No pretenderás que nos acostemos en una casa ajena, ¿o sí? ―su cara de transformó en sorpresa y el abogado se carcajeó.

―No, claro que no pero si la cosa me aburre tengo otra cosa en mente para entretenerme.

―Te creí más serio ―admitió con una falsa indignación.

―Déjame ser, ahora que dejé a un lado todo eso contigo, no me prives de lo que me sale de la mente con sinceridad.

―No lo haré, me encanta demasiado lo distinto que eres cuando no tienes el título de abogado en la casa y fuera de la misma también ―le sonrió y le dio un beso en la mejilla cuando se puso en puntas de pie.

Antes de entrar a la casa, ambos se colocaron los antifaces y luego de un beso, caminaron hacia la entrada, los recibió el anfitrión de la fiesta y los condujo a la sala junto con algunos de los invitados. Dicha sala estaba en la planta baja de la casa y con cuidado, Aritzmendi ayudó a Nayra a bajar las escaleras sujetándola de la mano para que no se cayera con las sandalias que había decidido ponerse.

A medida que el tiempo transcurría, los invitados iban y venían, bebían, comían, charlaban y reían, Nicolás y Ander conversaban con otros hombres y las dos chicas entre ellas.

―Vas a dejar acalorado a Ander con el vestido ―comentó Rebecca entre risas.

―Ya me preguntó si lo estoy castigando de nuevo por el escote y el tajo ―rio tapándose la boca.

―Me gusta cuando lo pones nervioso ―acotó Becca con una sonrisa de lado.

―Pobre Ander... Cambiando de tema, tengo que contarte otra cosa ―expresó Nayra y la joven la escuchó con atención―, anoche Ander me invitó a cenar y me propuso matrimonio.

Rebecca ante la noticia, sonrió y la abrazó por el cuello para dar saltitos de alegría. El protocolo de la seriedad en aquel momento se había ido y Nayra la abrazó para saltar con ella también.

De Girasoles y un Amor americano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora