Dos semanas después
Casa de Ander
Nayra desde hacía una semana y media comenzó a hablar con la hija de la mejor amiga de Brittany, llamada Rebecca. La americana parecía buena gente y muy divertida, la chica misma fue la primera en hablarle por mensaje de texto y a partir de ahí tuvieron buena relación. Con el tiempo quizá podía considerarla una excelente amiga ya que no tenía ninguna.
La mujer le había preguntado si quería salir a almorzar al día siguiente para conocerse en persona y así conversar de más cosas. Nayra le comentó que primero debía preguntarle a Ander porque no tenía el permiso por el momento de sacar a la niña de la casa. Ella se lo respetó y solo faltaba que le enviara un mensaje por sí o por no, y de ahí en más ver dónde podrían encontrarse para almorzar.
El abogado había llegado del trabajo y luego de un buenas tardes, caminó hacia el despacho pero Nayra lo llamó desde la entrada del pasillo.
―¿No quieres una merienda o algo caliente para beber?
―Café si hay.
―Bueno.
Él se metió en la oficina y ella le calentó el café mientras le ponía en una bandeja algunas masitas para que comiera algo. Pronto el café quedó listo y lo vertió en una taza, y se lo llevó. Golpeó la puerta esperando a que pasara. Cuando entró, se quedó de piedra. Ni siquiera al hijo de puta de su exnovio le quedaba tan bien como aquel hombre la camisa con los tres primeros botones desabrochados, las mangas hasta los codos y la corbata desatada colgando por delante.
―Aquí tienes.
―Gracias, ¿estuvo todo bien hoy?
―Sí. Todo tranquilo. ¿Puedo preguntarte algo?
Él le clavó la mirada.
―¿Tendrías algún problema en que vaya con Agnes a almorzar mañana con Rebecca? Me preguntó y le dije que tenía que preguntártelo a ti primero.
―No, ninguno. Solo abriga bien a Agnes, el tiempo está cambiando.
―Sí, no te preocupes. Gracias.
Nayra salió de allí y se preparó un café con leche, y unas masitas también para llevar todo en una bandeja al cuarto que tenía ella junto con la bebé que dormía en la cuna funcional. Mientras ella dormía la siesta, la joven aprovechaba para continuar con el bordado y también avisarle a Rebecca que se encontrarían mañana en el almuerzo. La chica le pasó la dirección y el nombre del restaurante junto con el horario, y así quedaron para el primer encuentro juntas.
Durante el resto de la poca tarde que quedaba y al tiempo que tenía a Agnes puesta en el carrito en la cocina junto con ella para cocinar algo para la cena, él apareció con la bandeja y la dejó sobre la encimera.
―¿Las has hecho tú las masitas?
―Sí, mientras Agnes dormía antes de su biberón.
―Te salieron muy bien.
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De Girasoles y un Amor americano ©
RomansaAnder Aritzmendi es misterioso y solitario. Recio abogado e implacable, en su mundo lo conocen como La Pantera de Chicago, con una reputación envidiable, es uno de los hombres más respetados de la ciudad. Por horarios limitados no puede tener el pri...