Ander Aritzmendi es misterioso y solitario. Recio abogado e implacable, en su mundo lo conocen como La Pantera de Chicago, con una reputación envidiable, es uno de los hombres más respetados de la ciudad.
Por horarios limitados no puede tener el pri...
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Un par de meses después
Casa del abogado
Desde aquella noche, las cosas entre ambos estaban muy tensas y Nayra prefería evitar discutir con él o conversar porque sabía bien que cualquier cosa que sacaran para charlar, iba a terminar en la atracción que sentían los dos y que ninguno daba el paso siguiente a algo más. Porque después de todo, ella era la niñera y la joven a pesar de lo atrevida que era con las palabras, no se animaba a hacerle algo a más Ander. Era directa, sin filtros y audaz pero era virgen también.
Aquel día, la beba se había quedado con sus abuelos mientras que el abogado se encontraba trabajando en su estudio de abogacía y Nayra en la casa, dentro de su cuarto bordando una bufanda de color azul noche para regalársela a Ander. Era posible que aquel presente fuera una manera para volver a conversar más fluido como antes.
🌚🌚🌚
El abogado llegó durante la tarde y se sorprendió de no ver a la niñera en la cocina y tampoco a su hija.
Fue de inmediato a su despacho para dejar el maletín y salió para dirigirse al dormitorio de Nayra. Golpeó la puerta y ella le habló:
―¿Puedo pasar? ―preguntó asomando la cabeza.
―Sí.
―¿Qué haces? ―cuestionó con curiosidad acercándose al escritorio.
―Nada ―respondió entre risitas y poniéndose frente a él.
―¿Por qué no puedo ver lo que estás haciendo?
―Porque no me gusta la gente curiosa. ―Rio de nuevo.
―¿Estás bordando?
―Puede ser ―contestó y le cambió el tema―, Agnes está en la casa de tus padres, tu mamá vino a llevársela después del mediodía para comprarle ropa.
―¿Por qué no fuiste con ella?
―No he querido molestarlas, es mejor que estén juntas y aproveché en adelantar un bordado.
―Entonces estás bordando. ¿Te han pedido algo?
―No, a veces lo hago para relajarme.
―Tienes otras maneras para relajarte ―admitió con algo de sensualidad en su voz.
―Sí, un baño de burbujas.
Nayra salió de frente a él porque sabía que la afectaba demasiado y Ander sonrió de lado sabiendo bien cómo se ponía cuando estaba cerca de ella.
―Bueno... Creo que prepararé algo para merendar ―acotó la muchacha.