15. Capítulo

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Narra T/n:
Estaba en una habitación, blanca y aburrida. Las luces iluminaban mi cara y yo no me podía mover. Miré mis manos, estaban atadas a una silla. Intenté desatarlas, pero no podía. Escuchaba una voz al fondo de mi cabeza hablarme. Miré hacia delante y ahí lo vi. Era Reginald, con la misma cara de siempre, con su libretita en su mano derecha. Abrió uno de mis ojos con su mano izquierda. Apartó su mano de mi ojo y escribió algo en su cuaderno. Intenté hablar, pero no podía.

Reginald: Bueno número ocho, escúchame esto es muy sencillo de entender. Tienes que aprender a controlar al completo tus poderes para mañana, no tiene más misterio- habló con una voz monótona y seria-No puedes hablar por el simple hecho de que esto es un sueño. -lo miré extrañada, si eso era un sueño... era muy real-Por si no lo entiendes estás en tu subconsciente. Grace, tráeme el cuaderno grande-y entonces apareció mi madre. La miré con atención.

Grace: Toma Regi-le sonrió de una forma tierna y adorable mientras que lo miraba con un poco de admiración-Hola mi niña-la miré con dolor al recordar lo que había ocurrido en la Umbrella Academy.

Reginald: Bien, puedes irte-mama se despidió educadamente y se marchó-Vuestra conducta es inaceptable, la de los siete que seguís vivos. Primero habéis viajado al pasado, luego, aquí os habéis dedicado a matar a personas influyentes en la historia y a casaros con personas de aquí. No puedo creerme que hayáis sido tan ignorantes. Esto es el efecto mariposa número ocho un pequeño cambio puede traer grandes y graves consecuencias.-Habló mirando el cuaderno que Grace le había llevado anteriormente mientras que suspiraba.-Algo malo se avecina, algo muy malo. Intenta impedirlo número ocho, hay alguien más poderoso que vosotros, los siete y ocho contando a número seis. Así que utiliza tu cabeza de una vez por todas y piensa antes de actuar número ocho.

Dio un golpe a mi cabeza con uno de sus fríos que hizo que me despertara rápidamente. Miré a todos los lados, estaba en la casa de Elliot. Eché mi pelo hacia atrás y miré a mi lado intentando encontrar a Cinco, quien claramente no estaba ahí. Suspiré y cogí la botella de agua que había a un lado de la cama. La abrí para después beber de la boquilla. Al saciar mi sed me levanté de la cama.

Salí de la habitación y caminé a la cocina con la esperanza de comer algo pero al llegar me encontré con una escena bastante peculiar. Cinco se encontraba bebiendo litros y litros de agua a pecho. Luther llegó a mi lado y antes de que se acercase más puse una mano frente a el. Ambos lo miramos extrañados.

Luther: Cinco, ¿que?-lo miró con atención-¿Estás bien?-el mencionado nos miró de reojo mientras que seguía bebiendo.

Cinco: Tengo que estar hidratado-dijo con desesperación.

T/n: ¿Hidratado?-lo miré raro.

Cinco cerró la puerta de la nevera tras meter la botella vacía en ella, eso hizo que tanto Luther como yo lo miráramos más raro. Acto seguido se acercó a un bote de polvos de talco y empezó a echárselos por dentro de la camiseta.

Luther: ¿Qué haces con los polvos de talco?-lo miró confundido.

T/n: Si, ni que fueras una abuelita-lo miré de arriba abajo.

Cinco: Aliviará la picazón-siguió echándose polvos de talco. Iba a decir algo pero se me adelantó.

Luther:¿Qué picazón?

T/n: ¿Tienes picazón?-dije al mismo tiempo que Luther.

Luther: ¿Qué narices está pasando?-pensó por unos segundos-Tú tienes un plan.

Cinco: Bueno, es un movimiento desesperado. Pero ya que nuestros hermanos descerebrados son incapaces de cumplir un simple plazo-cogió su chaqueta del sillón que había detrás nuestro obligándonos a girar para mirarlo-No tengo elección.

Solo soy un número {Numero 5 y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora