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yangyang sonrió al ver una gran figura y el rostro de hendery entrando por la puerta —hola hen —dijo—, ¿chenle me mandó algo?
—en efecto —contestó el mayor—, ten esto, chenle dijo que te iba a gustar —dijo tendiéndole una bolsa de papel—, es un estofado que hace mi mamá, está delicioso.
yangyang tomó entre sus manos la bolsa —muchas gracias, dery.
el mencionado no tardó en sonrojarse —no es nada, sales mañana, ¿no es así?
yangyang asintió —si.
—¿tienes a alguien que te lleve a tu casa cuando te den de alta?
—mh —asintió—, me llevará un familiar, claro, si es que no está ocupada.
—okey, me avisas si es que no se puede, ¿tienes celular?
—si, claro, está por ahí.
hendery caminó hasta un sillón que estaba a unos metros de donde yangyang yacía acostado —¿es este?
—si —hendery se lo dió impaciente mientras yangyang buscaba el número en sus notas—, es este, no me lo se de memoria.
—okey —hendery se inclinó un poco hacia yangyang, acortando un poco la distancia para poder ver la pantalla del celular del menor—. listo.
hendery alzó la mirada para poder ver al rubio, quien no se la devolvió por un momento. yangyang miró hacia arriba cuando sintió los ojos de hendery sobre el. miró curioso sus ojitos, brillaban hermosamente, como si estuviera viendo la cosa más bella el mundo mundial —¿t-tengo algo?
