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miedo, sentía miedo, demasiado miedo. aquella mañana se topó con soobin saliendo de su casa. el más alto había tomado la misma ruta que el, algo que podría dejarse pasar, pero yangyang sentía miedo, mucho miedo. miedo a que lo interceptara en alguna calle cerrada o callejón. se sentía indefenso, se sentía pequeño, y sentía miedo. se moria de miedo.
cuando llegó a su escuela lo primero que hizo fue ocultarse en su salón. no había tomada nada de su taquilla por miedo a que soobin se detuviera y tratara de hablar con el.
estaba nervioso, cada dos segundos miraba la puerta, asegurándose de que no hubiera nadie espesándolo o viéndolo. sus labios estaban hinchados por lo tanto que los mordía y despellejaba, pero eso no le importaba, el quería asegurarse de que soobin no lo estuviera viendo.
—¿me estabas esperando?
yangyang saltó de su asiento y se acorraló a sí mismo contra la pared —déjame solo.
—¿que tienes yangyang? ¿no quieres darme un abracito?
—no, aléjate de mi, ¿quieres?
—¿que sucede? ¿irene te metió ideas locas en la cabeza para alejarte de mi?
—¡no! ¡no metas a irene en esto! ¡tu sabes perfectamente lo que hiciste!
soobin sonrió con tranquilidad. el más bajo se estremeció del miedo, conocía lo que esa sonrisa significaba y lo que vendría después —¿de verdad le crees? —la manipulación— esa mujer me odia desde que su ex novio anduvo conmigo. por eso inventa cosas sobre mi, ¿si sabes que está con seulgi por lástima, verdad? ¿y que le da pena esa niña que andaba por las calles? ella te oculta muchas cosas, ¿o no?