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los dos chicos se miraron sin que decir —s-supongo que este es el momento en que me voy —dijo hendery hablando por hablar—. nos vemos después.
acarició la frente del menor y los alejó a ambos, tomando ruta por donde venían para poder ir a su casa, lo debían estar esperando, era lo más probable, aparte de que probablemente y lo regañarían por no haber ido por chenle y ocasionar disturbios en el colegio, sabía lo que le esperaba.
yangyang lo vio alejarse a la distancia mientras su rostro reflejaba cierta inseguridad y cierta amargura. se sentía así cada que hendery se iba. sentía que algo comenzaba a desprenderse.
entró a la casa y esperó lo peor —¿hendery ya se fue? —preguntó seulgi acarreando platos y cubiertos.
—si —dijo yangyang entrando a la cocina para ayudarle—. se acaba de ir.
—¿y no puede quedarse a cenar?
—supongo que no, estaba castigado —dijo acomodando manteles y vasos—, se supone que solo debería ir por chenle.
—supe que atrasaron la marcha, ¿vas a ir?
yangyang miró unos momentos a seulgi y después negó —no.
—¿y eso?
—yo no me siento bien... tal vez no estoy preparado ahora.
—¿por que crees eso?
—creo que no me han estado pasando cosas buenas, no quiero ver como las demás personas están felices mientras yo me siento de la mierda.
seulgi asintió y acarició su cabello —claro lo entiendo, solo si cambias de opinión asegúrate de avisarme, yo si iré.
—¿con quien? ¿con irene?
—si, no sólo con ella, con unas amigas, sería.. ya sabes, incómodo.
—claro, lo entiendo.
la chica sonrió y abrazó con fuerza a yangyang. quería llorar y no soltarlo jamás, quería protegerlo de todo lo malo y mierda que era el mundo.
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hendery se sacó los tenis y la chamarra en cuanto puso un pie en su casa —no te los quites, ya vámonos —dijo su papá pasando por su lado evidentemente enojado—. te recuerdo que estabas castigado, pero como se que estabas con yangyang no te voy a decir nada.
—claro —susurro hendery colocándose sus tenis de nuevo.
—¡muévete! —renjun aventó a su hermano cuando este estuvo a tan sólo pasos de que este entrara al coche— ¡estaba muriendo de hambre por tu culpa hendery!
—¿y a mi que? —preguntó el pelirosa con una ceja encarada y entrando a la camioneta.
chenle entró detrás de el, por lo que ambos quedaron uno al lado del otro. yuqi y renjun entraron y comenzaron a andar. su padre y los dos hermanos favoritos iban cantando y riendo en la parte delantera, mientras que en la parte trasera hendery y chenle iban bastante incómodos por el espacio —¿vienes de donde yangyang? —preguntó el menor.
hendery asintió —si, ¿por que?
—¿ustedes andan?
el mayor bufó —¿que dices?
chenle parpadeó perplejo —¿es en serio?
—¿de verdad tú creíste eso? no, no somos nada... yangyang no siente nada por mi... y no lo juzgo, yo tampoco me sentiría atraído por mi mismo.
chenle estuvo a punto de darla la razón, pero decidió no hacer sentir mal a su hermano que se notaba triste por lo que decía —yo de verdad pensé que ustedes andaban —susurró—. bueno, como diría mi mamá, todo a su paso.
hendery soltó una risita, aveces chenle se le figuraba bastante a su madre —si, tienes razón.
ambos sonrieron y dejaron de hablar para prestar más atención a todo el relajo que tenían los tres en frente. llegaron por su madre y después fueron a donde su padre los quería llevar, ya que había hecho una reservación algunos días antes en ese mismo restaurante para llevar a sus hijos —hendery.
el chico miró a su madre, quien lo detuvo antes de que pudieran entrar al restaurante —dime.
—¿está todo bien con yangyang? ¿va a declarar? necesito que le digas a sus hermanas que pueden contratar a tu papá, hablé con el y dijo que lo haría completamente gratis solo por ellos.
—no mamá... no creo que declare.
—¿que por qué no?
hendery se encogió de hombros —la verdad no lo se... y de ser sincero... no creo volver a saber siquiera nada de él.
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weas, si gana el pan en las elecciones nos vamos de méxico a argentina en burro, quien jala?
