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¿𝘘𝘶𝘪𝘦́𝘯𝘦𝘴𝘦𝘴𝘦𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰? 𝘘𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘶𝘭𝘵𝘪𝘵𝘶𝘥
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yangyang besó la palma de hendery un poco rápido. el mayor sonrío mientras acariciaba el cabello del menor. los chicos del consejo veían de forma tierna aquella escena, mientras que sus hermanos se veían asqueados —bien, a un lado todos —dijo el doctor mientras entraba al cuarto—. hendery... todo parece en orden, solo necesitas descansar, pero aún así puedes ir a la escuela y cosas normales, pero nada de actividad física —dijo el doctor poniendo una carpeta debajo de su hombro—. lo pueden dar de alta.
—muchas gracias doctor moon —dijo el papá de los hermanos.
—no hay de que, si me disculpan oso a retirarme.
el doctor hizo una pequeña reverencia y salió del cuarto —bien hendery, ya oíste, ya nos podemos ir
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parecía aquello un mal chiste. jeno no precia cansarse de ser un gran hijo de puta. hendery hizo lo posible para no tirarse encima del menor y otra vez molerlo a golpes —hola querido amigo —dijo jeno acercándose a la familia—. vengo por yangyang.
—no —dijo hendery dando un paso al frente—. no te lo llevarás, no es tu juguete.
—pero tampoco el tuyo —reclamó seungmin—. no puedes venir y solo llevártelo como si fuera de tu propiedad.
—de verdad ustedes me dan risa —jadeó con indignación—. yangyang viene conmigo.
—no, no lo hará —todos miraron sorprendidos a la mamá de los hermanos, quien se dispuso a enfrentar al adolescente de frente—. no ira contigo, y yo me encargaré de que eso suceda. así que mueve tu puto trasero de mierda y déjanos ir.
jeno no dijo nada, a punto de irse invicto. sin embargo una voz cambió el rumbo de la jugada —iré con él.
la señora wong miró sorprendida yangyang—no, no te irás con el.
—vamos... ¿que es lo peor que podría pasar?
—¡no! —hendery tomó las manos de yangyang en modo de súplica— no vallas con el yanggie.
—pero tengo-
—¡suéltalo hendery! el dijo que vendría.
el mencionado cerró sus ojos con todas sus fuerzas, deseando que su familia no estuviera ahí para poder golpearlo. soltó la mano de yangyang lentamente y el menor caminó hasta jeno. el mayor lo tomó con brusquedad de la muñeca y susurró algo a su oído —bien, vámonos.
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