Voces

420 53 10
                                    

Un nuevo día llego, para mí desgracia, no había vuelto a verlo desde aquella tarde extraña, estaba cansado de este lugar y de el, no tenía noticias de mi hermano, ni de Segismundo. Me aburría tanto, la casa podría ser grande, pero sumamente aburrida, pero que podía esperar de un anciano. Por la ventana de la habitación, podía apreciar el resto del lugar, el jardín y a varios hombres entrar, llevaba consigo cajas negras, otros bolsas enormes y yo no necesitaba ser tan listo para saber lo que contenían.

Algunos hombres que llegaba los podía reconocer, trabaje con ellos y sus máscaras siempre son las mismas. Me dirigí nuevamente a la cama, incluso la habitación era aburrida, en televisión había pocos canales y no tenía ni una maldita película.

-Joder, el piso donde vivía estaba mejor... Claro Horacio estaba conmigo-.

¿Donde podrás estar? Lo extraño demasiado, no olvido sus locuras, sus extraños bailes y atuendos, su alocada cresta...

¿Qué haces con los problemas Gustabo?...

No me tortures de esa manera, no ahora que es cuando me siento tan solo, no aparezcas de nuevo y me encierres en mi mente, llena de malos recuerdos.

-Donde quiera que estés, espero que puedas comerte los problemas, mi niño-.

Éramos adultos y sin embargo, trate a Horacio cómo un crío, el era mi pequeño hermano menor, al que debía cuidar, el único que me ha visto derramar lágrimas, que sabe cuidar de mi, quién me hace reír y enojar. No debo entrar en desesperación, se que el es fuerte y listo, siempre fuiste el mejor de los dos, con tu corazón tan noble y sensible.

El mejor de los dos eres tú Gustabo...

-No lo soy-.

Yo también puedo hacerte reír...

-No de nuevo. Gustabo tu estás solo, no hay nadie más aquí-.

Mi cuerpo comenzó a temblar, mi cabeza dolía y mi respiración se aceleraba, no había experimentado está sensación desde hace años y regresan a mi, pero puedo controlarlo, puedo hacerlo solo.

Yo te he visto llorar...

Solo debo resistir, es solo mi imaginación, pronto llegará Conway o Jonh.

Conway es malo...

Solo tengo que esperar un poco más.

Gustabo extraña a Horacio...

-¿Donde estas Conway? Por favor aparece, gritame, ordename algo, besame, pídeme lo que sea. Pero por favor aparece-. Coloque mis manos en las orejas, solo quería acallar esa molesta voz, no quiero escuchar nada.

Gustabo necesita ayuda...

-No existes, no hay nadie aquí, solo yo... Conway, Conway...-.

Horacio espera por ti...

Quería salir corriendo de allí, pero no podía moverme, me mecía en la cama como si eso fuera a calmar todo, cerré los ojos con fuerza, trate de respirar, quería llorar, me sentía tan solo en ese momento.

¿Gustabo quiere llorar?...

-N-No voy a hacerlo-.

Gustabo es débil...

-No lo soy, y-yo puedo, yo puedo solo-.

Me repetía constantemente que todo pasaría, solo quería estar bien. No quiero estar solo, ¿por qué necesito a Conway? Estoy tan confundido, quiero grita, corre y llorar.

Gustabo necesita ayuda...

-No existe nadie aquí, estoy solo en esta habitación-.

Gustabo no puede solo...

-Conway-. Susurré.

Gustabo es un Omega estúpido...

Conway!-.

Jack Conway

Caminaba hacia dentro de la casa, había regresado de un trato de armas, solo quería ducharme y descansar un poco, pero un amargo aroma me llamo la atención, se trataba de Gustabo, de nuevo estaba enojado por lo ayer. Camine hasta estar en medio de más escaleras que llevaban a las habitaciones y comencé a escuchar gritos provenientes de la habitación de Gustabo, me alarme en cuanto escuché mi nombre.

-¡Gustabo!-. Subí rápidamente, abrí la puerta de golpe y note a este con ambas manos cubriendo sus orejas, vacilando cosas, sus ojos cerrados y moviéndose con desesperación.

-¡No existes! ¡Callate!-.

-Gustabo, ¿qué pasa?-. Me acerqué a él, intenté tomarlo pero el no respondía, gritaba como loco.

-¡Ahhh, no, no!-.

-¡Gustabo tranquilízate!-.

-What's going on!?-. John entro, su rostro estaba igual de asustado que el mío.

-John calls the doctor, now!-. Le ordené y el salió de inmediato.

El no respondía, lo tome fuertemente de los brazos, lo acerque a mi, acurruqué su cabeza en mi pecho y solté más mi aroma, el poco a poco iba calmando su actitud, si cuerpo se aflojaba y su respiración se normalizaba.

-Todo estará bien, tranquilo-.

Acaricie sus cabellos rubios, alce su rostro y podía notar lo empapadas que estaban sus mejillas, Gustabo había llorado, su rostro estaba más pálido, sus labios habían pedido el color rosado que le caracterizaba, su cuerpo temblaba y mi corazón... Se estrujo ante semejante imagen.

-¿C-Conway?-. Apenas entendí, pues fue casi como un susurro sus palabras.

-Tranquilo, ya estoy aquí-.

-N-No te vayas-.

Intento abrir sus ojos, pero de inmediato volvió a cerrarlos, lo abracé un poco más, transmitiendo seguridad y protección, verlo dormir con el rostro asustado, sus pestañas húmedas y sus labios temblando. ¿Por qué me dolía verlo así? El me llamaba en sus pensamientos, pedía por mí y no entendía porque.

¿Qué sucedía con el?

¿Por qué pedía por mí a gritos?

¿Por qué siento algo extraño en mi pecho?

Me acerqué a su rostro, bese sus labios en un beso corto y sublime, junte nuestras frentes y entonces, admire más que nunca su belleza, podía entender en sus facciones el sufrimiento por el que estaba pasando, mi lobo aullaba con dolor y lo comprendí, Gustabo era un Omega hermoso, un ser asustado y cargado de dolor, quería cuidarlo, protegerlo de lo que sea que le atormentaba, pero da la curiosidad que lo que lo atormenta, soy yo. Ni siquiera me había dado cuenta que llevaba el rostro descubierto, no importa ya, solo quería saber qué sucedía con Gustabo, necesitaba que despertará y me explicara el motivo.

Mi mano se dirigió a su mejilla, la acaricie con ternura, limpie todo rastro de lágrimas y lo recoste en la cama, lo cubrí con una manta y espere a que el médico llegará, al igual que espere con paciencia que despertará.

-¿Puedo pasar?-. Escuché al otro lado de la puerta.

-Pasa-. Era el doctor.

-¿De nuevo se desmayó?-.

-Esta vez no, necesito contarte todo-.













































Remin

Tuyo 2 (Intenabo) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora