Louis se encamina hacia las escaleras, pero consigo alcanzarlo tras echar una pequeña carrera. Agarro su brazos y lo hago girarse, su ceño sigue fruncido.
Todo el valor del que me había armado apenas dos minutos antes se esfuma al tenerlo delante. Las palabras se quedan atascadas en mi garganta y el silencio nos rodea. Nos limitamos a mirarnos a los ojos durante minutos, eternos minutos, hasta que él decide hablar.
-¿Qué es lo que quieres, Julia? -pregunta. Trago saliva sin saber muy bien qué responder. ¿Qué es lo que quiero? Ni yo misma lo sé.
-Yo... -al ver que al final no digo nada, vuelve a darse la vuelta y comienza a subir las escaleras-. ¡Sí! estaba muerta de celos. Esa mujer es tu ex, la única mujer, según tu madre, a la que has querido de verdad y...
Sus pasos se detienen y lentamente se da la vuelta, me mira y se pasa la lengua por los labios. Después baja los escalones que llevaba recorridos y se acerca a mi.
-¿Y...? -dice incitándome a terminar la frase.
-Y no soporto la idea de que sientas algo por otra mujer -lo he dicho. He reconocido lo que siente ante Louis, y siento como un peso se me quita de encima, aunque otro miedo mucho peor se instala en mi. El miedo al rechazo.
-¿Y por qué no soportas la idea de que quiera a otra mujer? -pregunta elevando mi mentón y rozando su nariz con la mía.
-Porque... -bufo-. Oh vamos, Louis no me hagas tener que decirlo.
-En ese caso... -se aleja y se dispone a volver a subir las escaleras. Aprieto los ojos con fuerza y vuelvo a bufar. Este hombre acabará conmigo.
-Porque... porque te quiero -murmuro apenas en un susurro. Él me mira y sonríe ligeramente. Otra vez esa sonrisa estúpida y arrogante.
-¿Puedes repetirlo? no he odío muy bien -dice con esa sonrisa burlesca estampada en su cara. Estúpido. Idiota. Ni siquiera yo misma entiendo como puedo estar enamorada de semejante imbécil.
-Me has oído perfectamente -respondo-. No pienso volver a repetirlo.
Él se encoje de hombros y se vuelve a girar. Esto ya me está cansando. Me cruzo de brazos y espero a que venga aquí y se deje de estúpideces, pero él sube las escaleras y no se detiene en ningún momento.
Lucho contra mi orgullo, el cual me impide ir tras él y gritarle que lo quiero, suspiro y vuelvo a suspirar. Y cuando está a punto de encerrarse en el dormitorio, me armo de valor y grito:
-¡Te quiero! ¡Joder! Te quiero, maldita sea -las palabras brotan de mi interior y cuando Louis se da la vuelta desde lo alto de las escaleras, continúo-. Te quiero a pesar de que eres un imbécil y odioso mujeriego. Te quiero a pesar de que no me has tomado enserio en ningún momento. Te quiero a pesar de que a veces te mereces una paliza por machista. Te quiero a pesar de todo y me siento estúpida por ello.
Todo se vuelve a quedar en silencio. El único sonido perceptible es el de mi respiración agitada. Louis me mira y vuelve a pasarse la lengua por los labios. Joder, es que como vuelva a hacerlo se la corto.
Mi ceño está fruncido y mis hombros se caen al darme cuenta de que he hecho el ridículo, mientras Louis ríe. Me doy la vuelta aguantando las jodidas ganas de llorar.
-Joder. Llegué a pensar que tendría que hacerte quererme a la fuerza -escucho a Louis decir desde el piso de arriba. Me giro confundida y entonces veo a Louis correr hacia mi, me levanta en brazos y me besa.
Me besa y me besa hasta dejarme sin aliento, y cuando se separa para tomar aire no puedo evitar verlo con los ojos y la boca abiertos por la sorpresa. Él sonríe y vuelve a besarme haciendo que hasta las piernas me tiemblen. Sus manos en mi espalda me aprieta contra su cuerpo, y cuando siento que me falta el aire lo aparto un poco.
-Eres jodidamente orgullosa y por eso no ves lo que hay delante de ti -susurra. Una de sus manos se desplaza hasta mi mejilla y se dedica a acariciarla suavemente.
-¿Y qué es lo que hay frente a mi? -pregunto. Vuelve a pasarse la lengua por los labios, y tengo que contener las ganas de darle un mordisco.
-Hmm... creo que lo sabes muy bien, preciosa -pienso saber a qué se refiere, pero quiero hacerlo sufrir cómo él a mi minutos atrás cuando práticamente me humillé diciéndole lo que sentía.
-No, yo no sé nada. Pienso que deberías aclararme las ideas -murmuro. Él sonríe y me besa para apartarse segundos después.
-Me muero por tus huesos, a pesar de lo terca y orgullosa que eres -siento como que las piernas me flaquean y amenazan con dejar de sostenerme, afortunanamente él está ahí para agarrarme y no dejar caer-. y te juro que si no fuera porque todavía no puedes, te llevaría en brazos hasta nuestra cama y te haría el amor para dejartelo bien claro.
Vale, ahora ya no solo me fallan las piernas. Mi corazón palpita a una velocidad sobrehumana y tengo que contener la profunda emoción que me causa oñir sus palabras.
-Eres un mentiroso -susurro.
-No, Julia, yo no digo mentiras.
-Lo estás haciendo ahora mismo, diciéndome todo esto, cuando te has pasado los últimos meses haciéndome la vida imposible, yéndote a buscar otras mujeres.
Louis frunce el ceño y niego repetidamente con la cabeza. Agarra mi cara entre sus manos y clava su mirada en mi. Nuestros ojos conectan.
-No he estado con nadie desde aquel día que llevaste al idiota de Greg a casa -dice, y quiero creerle, pero he sido testigo de sus salidas, a pesar de que él pensase que no me enteraba.
-Salías prácticamente todas las noche, y volvías por las mañana temprano restriegándome por la cara lo bien que lo había pasado con alguna mujerzula.
-Sí, salía a menudo con los chicos, y ellos se encargaban de escuchar mis penas mientras bebía y bebía y después llegaba a casa y... te soltaba todo eso para llamar tu atención, pero tú ignorabas todo lo que te decía y... me volvía loco tu indiferencia. Tú me vuelves loco.
-Yo...
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¿Alguien cree en las palabras de Louis? El fútbolista de cuarta ha soltado un discursito que le hablanda el corazón a cualquiera pero, como para fiarse de él después de todo lo que ha hecho ¿No creéis?