Ayudo a Johanna a preparar la cena. Al parecer nos quedaremos a pasar la noche aquí, y le agradezco infinitamente que nos haya dado habitaciones separadas.
Es a la hora de cenar cuando me doy cuenta de lo grande que es la familia de Louis. Preparamos una inmensa cantidad de comida, y después la mesa se llena de gente. Su madre, su padrastro y sus cuatro hermanas nos rodean.
Al ver a Louis servir la cena a sus hermanas sé que nuestro hijo estará bien cuidado cuando nazca, y eso me alegra. Mi hijo va a tener un buen padre, a pesar de que éste sea insoportable y un maniático controlador y sobreprotector.
—Louis, ¿cómo se va a llamar el bebé? —pregunta una de sus hermanas.
—Kevin —responde con una sonrisa.
—Por Dios, ya te dije que no le voy a llamar Kevin a mi hijo, ¡y ni siquiera sabemos si va a ser niño! —digo.
Después de la cena cada uno se va a su cuarto. Lottie, la hermana de Louis, me presta algo de ropa para dormir, cosa que agradezco.
Una vez estoy cambiada, me meto en la cama dispuesta a dormir tranquila por una vez. Y cuando creía que lo conseguiría la puerta se abre y Louis entra y se mete en la cama conmigo. Bufo y me incorporo.
—¿Qué se supone que estás haciendo? —le pregunto.
—Dormir.
—¡Pues vete a dormir a tu cuarto! —exclamo.
—De eso nada, debo vigilar que el bebé está bien. ¿Qué pasa si te pones mala en medio de la noche y yo no estoy aquí para cuidarte? ¿eh?
Vuelvo a acostarme y le doy la espalda. Es imposible discutir con él porque siempre acaba haciendo lo que le da la gana. Lo escucho suspirar y después se incorpora en la cama y se apoya en el cabecero.
—He estado pensando y... creo que lo mejor sería que nos casásemos —rápidamente me doy la vuelta y lo miro con los ojos bien abiertos.
—¿Pero tú estás loco? ¡no me voy a casar contigo! —exclamo.
—Piénsalo, sería lo mejor para el bebé. Yo he crecido sin un padre y no quiero eso para mi hijo, lo mejor para él sería que tú y yo nos casásemos e hiciénsemos una vida normal con nuestro hijo. Así él crecería feliz.
—Louis, no me voy a casar contigo ¡y punto! Si me caso algún día será con un hombre al que ame, y que me ame. No con el primer idiota que me ha dejado embarazada.
—No estás pensando en el bienestar del niño, solo piensas en ti —dice ofuscado. Ahora es él quien se da la vuelta, dándome la espalda dispuesto a dormir.
¿Es injusto querer casarme con alguien que me ame? quiero que mi hijo sea feliz, pero no puedo casarme con Louis, ¡acabaría volviéndome loca!
Cierro los ojos tratando de dormir, mientras mi cabeza le da vueltas al asunto. Es una locura, ¿casarnos? já, ni en un millón de años.
Me despierto en medio de la noche. Tengo calor, demasiado calor. Louis tiene la cabeza apoyada en mi pecho y una mano sobre mi vientre. Así dormido hasta parece un ángelito. Acaricio su cabeza, y no sé por qué. Mi mano izquierda se posa sobre la que él tiene sobre mi vientre. A pesar de todos sus defectos, Louis es un buen hombre. Podría haberme dejado sola con mi embarazo, pero en lugar de eso, se quedó y está ejerciendo su papel de padre. Y lo hace muy bien.
He estado muy equivocada con respecto a Louis. Puede ser todo lo quieras, pero es una buena persona. Lo he juzgado sin conocerlo y ahora me arrepiento.
Su manos se mueve debajo de la mía, y acaricia mi vientre. Ahora sé que está despierto. No se mueve, solo se limita mover su mano. Sus caricias queman cuando su mano se cuela bajo la camiseta y roza mi piel. Mis hormonas hacen acto de presencia, últimamente las he tenido muy revolucionadas, y suelto un gemido.
La mano de Louis se desliza hacia abajo, pasa por encima del short de pijama que llevo puesto y acaricia mi pierna, después vuelve a subir y acaricia mi brazo, para luego volver a mi vientre. Levanta la cabeza y me mira fijamente a los ojos. Sus pupilas se dilatan, y su mano viaja hasta mi mejilla. Su nariz roza la mía, lo deseo, joder, lo deseo y no me entiendo ni yo misma. Putas hormonas.
Mi piel se eriza cuando me toca, y gimo cuando sus labios chocan con los míos. Nuestros labios se mueven en un compás desesperado, y rodamos por la cama. Louis sobre mí, me besa sin cesar, mientras sus manos se deslizan sobre la piel desnuda de mi pierna. Deseo esto pero... Oh Dios... su mano agarra uno de mis pechos y lo aprieta provocando un gemido de mi parte. No podemos hacer esto aquí, sus hermanas pequeñas duermen en la habitación de al lado.
—Louis... —murmuro mientras me retuerzo bajo su cuerpo—. Tus hermanas...
—Seremos silenciosos —susurra en mi oído para después morderme el lóbulo de la oreja. Otro gemido. Por Dios, ¡va a volverme loca!
Escucho pasos por el pasillo, y después alguien llama a la puerta. Louis nos separamos inmediatamente, y Johanna entra en la habitación.
—No sé por qué me imaginaba que estarías aquí, vamos, tú y yo tenemos que hablar —le dice a Louis. Él me mira y yo agacho la cabeza avergonzada. Finalmente se levanta y se va con su madre tapándose la entrepierna con una mano.
Me quedo mirando el techo extasiada, su madre no pudo llegar en peor momento. Todavía noto el calor recorrer las zonas que Louis tocó. Quisiera que su madre no nos hubiera interrumpido, quisiera que Louis apagara este fuego que llevo por dentro y quisiera no tener la hormonas alborotadas haciéndome cometer locuras.
Finalmente termino durmiéndome, aun con el recuerdo de los labios de Louis sobre los míos, de sus manos acariciándome, y de sus ojos mirándome con lujuria.
Debo aprender a controlarme, o acabaré cometiendo una locura.
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Besos :)