Capitulo 9

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Jungkook estaba asombrado por lo cómodo que se sentía en la cocina de Taehyung. La tía Eunha se movía junto al fuego, volteando tortitas y revolviendo huevos. Yeonjun se ocupaba del tostador, sacando rebanadas de pan y untándolas de mantequilla antes de poner otras en el aparato. Taehyung estaba a cargo de poner los cubiertos en la gran mesa de roble en el comedor. El resto de personas se movían de un sitio a otro, ocupándose de llevar la comida a la mesa. A Jungkook le dijeron que se sentara en la barra con un vaso de zumo. Supuso que todos podían ver que estaba un poco abrumado por toda la actividad.

Cuando era pequeño, las comidas en familia eran silenciosas. Sus padres se turnaban para cocinar y lavar los platos. Durante la comida, hablaban de sus respectivos días, preguntaban a Jungkook por el suyo, y luego cada uno iba a lo suyo.

En casa de Taehyung, la situación era completamente distinta. Todos se apresuraban a ayudar, incluso los otros miembros de la manada. La pequeña Mina doblaba servilletas y las colocaba junto a los brillantes platos blancos. HueningKai colocaba los tenedores mientras Tzuyu y Yugyeom se ocupaban de las cucharas y cuchillos respectivamente.

Taehyung y el padre de Mina habían abierto las alas de la mesa para que hubiera espacio para todos, haciendo que esta se extendiera de un lado a otro del comedor. Los otros padres trajeron más sillas y las pusieron en su sitio. Era una máquina bien engrasada, una familia.

Y era ruidosa. Todos hablaban y reían con los demás. Jungkook intentó seguir el hilo de las conversaciones, pero no pudo. Pero podía sonreír, disfrutando del sentimiento de felicidad que emanaba de la gente a su alrededor.

—Jungkook, ¿a que está bonita la mesa? —preguntó Tzuyu, con su largo pelo castaño recogido en dos trenzas que caían por su espalda.

—Sí que lo está. Has hecho muy buen trabajo.

Esta se sonrojó y bajó la mirada.

—¿Puedo sentarme contigo?

—Claro —dijo, y la levantó en brazos. La niña llevaba jeans y una camiseta de un color morado claro con un dibujo animado en la parte frontal que Jungkook no reconoció.

—Me alegro que seas de la manada. Te echamos de menos cuando no estabas aquí. —Su voz sonaba segura, y Jungkook no se había sentido tan querido en mucho tiempo. Su pecho ardía con la necesidad de formar una familia propia.

—Me alegro de estar aquí. Aunque son bastante ruidosos. —Sonrió y le hizo cosquillas en el costado a la niña.

Ella soltó una risita y le pegó en la mano.

—Esto no es nada. Deberías oírnos cuando está toda la manada reunida. Son tan ruidosos que hacían que me dolieran las orejas cuando era pequeña. Mamá dice que a veces lloraba, y entonces les decía a todos que se callasen.

—¿Y le hacían caso?

—Bueno, mamá dice que lo intentaban, pero los lobos siempre son lobos, ya sabes.

—Umm.

—Mamá dijo que fue muy valiente por tu parte salvarnos. Papá dijo que tenían una deuda de vida contigo. No sé qué significa, pero sonaba mal. ¿No harás que tengan una deuda de vida contigo, no, Jungkook?

—No. Tu mamá y tu papá no me deben nada. Pero tú me debes algo. Un abrazo gigante.

Esta sonrió y le pasó los brazos por el cuello, apretando con fuerza.

—Me gustar dar abrazos. Papá dice que doy los mejores abrazos del mundo.

—Sabes, creo que tu papá puede tener razón.

Magia Mental #1 (Taekook/Vkook) / Adap.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora