Taehyung golpeó el puño contra la ventanilla de la furgoneta, y el conductor miró hacia él con preocupación.
—¿Dónde demonios están, Yoongi? —Era una pregunta absurda, y Taehyung lo sabía.
Taehyung miró a Yoongi, su Beta y uno de sus mejores amigos. De pequeños la gente solía creer que eran hermanos, pero ahora el cabello y barba oscuros de Yoongi contrastaban con el suyo gris. Las líneas alrededor de los ojos de Yoongi mostraban la tensión que sentía. Habían conducido por la ciudad y los alrededores, con sus agudos sentidos bien alerta, en busca de cualquier señal de los cachorros que habían desaparecido de su recinto dos días antes. El hecho de que el propio hijo de Taehyung estuviera entre los desaparecidos sólo aumentaba su ansiedad, pero en realidad, todos los cachorros eran su responsabilidad.
Se detuvieron frente a un bar de carretera con carteles de neón parpadeando de forma molesta.
—¿Estás seguro de querer hacer esto? —preguntó Yoongi.
Taehyung miró a la pintura desconchada de la pared de Lee JaeHwan durante un instante, y salió de coche. Yoongi le siguió, y entraron al bar hombro con hombro. El exterior podía estar hecho un desastre, pero el interior no había cambiado en años. Una barra de madera oscura, pulida hasta brillar, se alargaba junto a la pared más alejada. El hombre que Taehyung buscaba estaba detrás de ella.
Había varios humanos sentados en la barra, agrupados alrededor del final con cervezas en la mano. Una televisión colgada de la pared mostraba el progreso de un evento deportivo, y todos miraban la acción como si el mundo fuera a acabarse si se perdieran una jugada. Taehyung y Yoongi se dirigieron al otro extremo y se sentaron en los taburetes de madera.
El dueño del establecimiento con el mismo nombre se acerco a donde se habían sentado. Cuando JaeHwan se detuvo frente a ellos, inclinó la cabeza ligeramente a un lado y su mirada se fijo en el suelo durante un instante. Taehyung aceptó el signo de respeto asintiendo con la cabeza.
—Alfa Taehyung —dijo JaeHwan, con la voz ronca—, ¿Qué le pongo?
—Lo de siempre —contestó Taehyung. JaeHwan gruñó para mostrar que había entendido la previamente acordada señal de información: no alcohol. Se volvió para preparar la bebida de Taehyung . Sacó un vaso del armario, lo llenó de hielo, y puso ron y refresco. Si alguien estuviera prestando atención se hubiera dado cuenta de que su pulgar tapaba la botella de ron.
Cuando le llevó la bebida sacó un posavasos de un montón y puso la bebida encima. Miró al otro extremo de la barra, asegurándose que los humanos siguieran absortos en el juego, y asintió a Taehyung.
—Tenemos un problema, JaeHwan. Espero que hayas oído algo —dijo Taehyung, en voz tan baja que solo otro con oído sobrenatural podía oírlo.
JaeHwan era un lobo solitario. El padre de Taehyung, el anterior Alfa de la manada High Moon, le dio permiso años antes para que viviera en su territorio sin ser miembro de su manada. A cambio, JaeHwan tenía los ojos y las orejas atentas por cualquier cosa inusual y compartía la información con ellos.
Como Alfa de la manada High Moon durante los últimos cuatro años, Taehyung sólo había venido una vez por algo que no fuera la ocasional bebida.
—No ha habido mucho movimiento últimamente, si te digo la verdad. Ha estado bastante tranquilo.
—Han desaparecido cinco cachorros, secuestrados por dos humanos como mínimo y algo más de lo que no reconocimos el rastro.
—Joder —susurró JaeHwan—. ¿Qué sería tan estúpido como para secuestrar a cachorros de hombre-lobo?
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Magia Mental #1 (Taekook/Vkook) / Adap.
Fiksi Penggemar«Las especies mágicas no deben mezclarse jamás». De acuerdo a las normas, Jeon Jungkook debería ignorar los gritos de ayuda de los niños. Después de todo son cachorros de hombres-lobo, y él es aprendiz de mago. Pero, por primera vez en su vida, Jung...