Jungkook se frotó la mano en lentos círculos en su dolorido estomago mientras sostenía una toalla húmeda sobre sus ojos. Había una taza de té de camomila enfriándose en su mesita de noche, con un libro de remedios naturales caseros abierto al lado. Nada de lo que había probado había funcionado, y consideró hacer un viaje a la clínica del pueblo para ver si tenía la gripe o algo. Su magia nunca le había hecho sentir tan mal antes, pero a lo mejor había algún problema con ella. No se había sentido del todo bien desde que el demonio le había atacado cuando estaba rescatando a los cachorros.
No podía recordar haberse sentido tan mal nunca. Su abuela solía bromear que había heredado la sana constitución de su abuelo. Cada otoño luchaba contra la fiebre del heno, y tomaba St. John's Wort diariamente para el estrés, pero aparte de eso, no se ponía enfermo. Dolores de cabeza, de estomago, debilidad general, y estar cansado no eran síntomas que amenazaran su vida, pero el hecho de que ninguno de sus tratamientos hubiera funcionado durante casi una semana preocupaba a Jungkook.
Era en ocasiones como esta cuando Jungkook deseaba tener un hombre en su vida. Sería agradable tener a alguien que le preparara una jarra fresca de té, que pusiera la toalla húmeda en sus ojos para refrescarse. Diablos, simplemente tener a alguien con quien acurrucarse y que le acariciara el pelo sería agradable.
Con un quejido, Jungkook empujó su colcha de punto a un lado y se esforzó en levantarse de la cama. Tomó su té demasiado frio de la mesita de noche y fue a la cocina para prepararse otra taza. Se preguntó si debería llamar al Maestro Minho y pedirle ayuda. Jungkook reconoció que se había forzado mucho mágicamente los últimos días, decidido a probar su habilidad para convertirse en mago completo. Desde que salía el sol hasta que desaparecía, trabajaba en su magia. Se mantuvo a sí mismo centrado y completó la mayoría de tareas que el Maestro Minho le había dejado tras su desastrosa visita a principios de semana.
Esperar a que hirviera la tetera pareció una eternidad. Tenía hambre, pero no podía convencerse a sí mismo de comer. La sola idea de una galleta salada hacía que su estomago se revolviera. Masticó una de todos modos, esperando que ayudara un poco.
La tetera silbó y Jungkook vertió el agua caliente sobre un difusor de su té de hierbas. Mientras humeaba, se preguntó si el Maestro Minho había tenido noticias del Consejo de Magos. Sus acciones debían haber sido reportadas ya, pero dado que no había estado metido en ningún problema antes, mágico o de ningún tipo, no estaba seguro exactamente de cuál era el proceso.
Con un suspiro, tiró las hojas de té usadas a la basura y volvió a la cama. Sorbió su té y leyó su libro, agradeciendo cuando la camomila empezó a hacer efecto, relajando su tensa barriga y aliviando parte de la nausea. Puede que todo lo que necesitara fuera una buena noche de sueño.
Un rato más tarde, Jungkook se enderezó rápidamente y paseó la mirada por la habitación. Nada parecía fuera de lugar y no oyó ningún sonido. Parpadeó para deshacerse del sueño y se centró en sus alrededores. Algo no iba bien. Podía sentirlo.
Su cuerpo le dolía cuando se levantó y se puso la bata. Sus delgados pantalones de franela del pijama y la camiseta no le protegían del frío de la noche. El helado suelo contra sus pies descalzos hizo que Jungkook deseara tener un par de zapatillas. Echó un vistazo a la cabaña pero no encontró nada fuera de lo normal.
Debía haber sido un sueño. Se detuvo ante el termostato, consideró encender la calefacción, pero resistió el impulso. La temperatura no tardaría en subir, y se arrepentiría de gastar la energía. Jungkook volvió a su dormitorio, la necesidad de dormir empujaba su cansado cuerpo. Pero antes de poder meterse bajo las sabanas, sintió un leve tirón contra su magia. Hizo que le doliera aun más la cabeza, y presionó una mano contra la frente para contrarrestar el dolor.
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Magia Mental #1 (Taekook/Vkook) / Adap.
Hayran Kurgu«Las especies mágicas no deben mezclarse jamás». De acuerdo a las normas, Jeon Jungkook debería ignorar los gritos de ayuda de los niños. Después de todo son cachorros de hombres-lobo, y él es aprendiz de mago. Pero, por primera vez en su vida, Jung...