Lyra Potter era la definición de hermosa, bromista y princesa de Slytherin. A diferencia de su mellizo Harry, ella no tenía una cicatriz en forma de rayo y lo más importante es que no siguió con la tradición de los Potter.
Pese a que sabía a la perf...
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Estar de regreso a Hogwarts y que recibiera un par de abrazos de parte de Theo y Blaise diciéndole que la extrañaron era de lo mejor. Lyra se sintió como su segundo hogar.
Y le informaron de todo lo que pasó en su ausencia.
Primero, Harry le informó que ella tenía razón: que Draco no era el heredero de Slytherin. Pero a Lyra le pareció que estaba molesto por algo más, aunque no preguntó por qué.
Segundo, Hermione ingresó en la enfermería debido a que se transformó en mitad gato cuando bebió la poción multijugos y confundió de pelo por lo que tendría que pasar varias semanas en la enfermería.
La idea que tenía Lockhart de una inyección de moral se hizo patente durante el desayuno del día 14 de febrero. Lyra y sus amigos llegaron al Gran Comedor pero se detuvieron en seco con una expresión de horror en sus rostros.
Las paredes estaban cubiertas de flores grandes de un rosa chillón. Y, aún peor, del techo de color azul pálido caían confetis en forma de corazones. Rápidamente fueron hacia la mesa de Slytherin que la mayoría se mostraban despectivos.
Miraron la mesa de los profesores. Lockhart, que llevaba una túnica de un vivo color rosa que combinaba con la decoración, reclamaba silencio con las manos. Los profesores que tenía a ambos lados lo miraban estupefactos. Desde su asiento, Lyra pudo ver a la profesora McGonagall con un tic en la mejilla. Snape tenía el mismo aspecto que si se hubiera bebido un gran vaso de crecehuesos.
—¡Feliz día de San Valentín! —gritó Lockhart—. ¡Y quiero también dar las gracias a las cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas! Sí, me he tomado la libertad de preparar esta pequeña sorpresa para todos vosotros... ¡y no acaba aquí la cosa!
Lockhart dio una palmada, y por la puerta del vestíbulo entraron una docena de enanos de aspecto hosco. Pero no enanos así, tal cual; Lockbart les había puesto alas doradas y además llevaban arpas.
—¡Mis amorosos cupidos portadores de tarjetas! —sonrió Lockhart—. ¡Durante todo el día de hoy recorrerán el colegio ofreciéndoos felicitaciones de San Valentín! ¡Y la diversión no acaba aquí! Estoy seguro de que mis colegas querrán compartir el espíritu de este día. ¿Por qué no pedís al profesor Snape que os enseñe a preparar un filtro amoroso? ¡Aunque el profesor Flitwick, el muy pícaro, sabe más sobre encantamientos de ese tipo que ningún otro mago que haya conocido!
El profesor Flitwick se tapó la cara con las manos. Snape parecía dispuesto a envenenar a la primera persona que se atreviera a pedirle un filtro amoroso.