Capítulo 30

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Era casi medianoche y estaba tumbada en la cama, boca abajo, Lyra pintaba en una hoja del cuaderno de dibujos con aburrimiento.

Al lado de la cama, hallaba su mesita de noche que estaba lleno de cartas de felicitaciones de parte de sus amigos por su trece cumpleaños.

Estaba siendo impaciente en este momento por volver a reunirse con Theo y Blaise, y aunque no lo admitiera en voz alta, también a Draco.

Lyra suspiró y dejó sus lápices en la cama e levantarse. Abrió su ventana, contempló el patio, y, de repente, le provocaba la sensación de que la estaban vigilando.

Y efectivamente no se equivocó.

Un perro negro y enorme se mantenía quieto en el patio de la casa.

Lyra frunció el ceño. Nunca había visto ese perro. Pensó en la posibilidad de que el perro estaba perdido y que buscaba comida por lo que bajó sigilosamente con un trozo de bocadillo en sus manos hasta que llegó al jardín.

—¿Quieres esto? —preguntó Lyra en voz baja y dio un paso más.

Lo tomó como un «» cuando vio que el perro se acercaba y se detuvo en los pies de Lyra. Ella le dio un trozo del bocadillo y el perro se lo comió de inmediato, dando entender que tenía mucha hambre.

—¿De dónde vienes? —susurró Lyra para sí misma y le acarició por detrás de las orejas—. Iré a la cocina, no voy a tardar.

Después de unos cinco minutos, volvió al patio pero el perro ya no estaba, dejándola desconcertada.

Los siguientes días Lyra notó a su padre bastante preocupado y angustiado. No lo culpaba. Su ex mejor amigo, Sirius Black, se escapó de Azkaban y por todos lados estaba colgada una fotografía de su rostro.

A Lyra le llamó demasiado la atención de que justamente Sirius Black era un animago y qué su forma era un perro, según relataba su padre cuando era una niña y que le contaba unos cuentos antes de dormir, entre ellos sobre sus aventuras en Hogwarts.

No obstante, se calló y mantenerse al margen de ese asunto tan extrañado.

Y, olvidándose de Sirius Black, se enteró que su padrino será el nuevo profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras y se alegró bastante porque no pudieron conseguir un mejor profesor que Lupin.

—Oye, papá, ¿tú crees sinceramente de que Black es un asesino? —preguntó Lyra.

—¿Te digo la verdad? Me cuesta mucho creerlo de que es un asesino —respondió James con tristeza—. Él era mi mejor amigo por mucho tiempo y yo lo conocía, sé que jamas haría una cosa semejante como esa.

GREEN EYES | D.M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora