Capítulo 47

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—He encontrado esto al pie del sauce boxeador —dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Remus con la varita—. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.

La cara de Snape era de triunfo.

—Tal vez os preguntéis cómo he sabido que estabais aquí. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te has olvidado de tomar la poción esta noche, así que te he llevado una copa llena. Ha sido una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me ha bastado un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te he visto correr por el pasadizo.

—Severus... —comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

—Le he dicho una y otra vez al director que ayudababas a tu viejo amigo. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

—Te equivocas, Severus —dijo Lupin, hablando deprisa—. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.

—Dos más para Azkaban esta noche —dijo Snape, con ojos llenos de odio—. Me encantaría saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...

—Idiota —dijo Lupin en voz baja—. ¿Vale la pena volver a meter a Azkaban a un hombre inocente por una pelea colegiales?

¡PUM!

Unas cuerdas delgadas que salieron de la varita de Snape, se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Remus. Éste perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Black se abalanzó sobre Snape lleno de rabia, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

—Dame un motivo. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.

—¡Suelte a mi padrino! —gritó Lyra furiosa y fue a donde estaba Lupin.

—Vamos todos —ordenó Snape. Chascó los dedos y las puntas de las cuerdas se volvieron a sus manos.

Harry cruzó la habitación y bloqueó la puerta.

—Quítate de en medio, Potter —gruñó Snape.

—¡DA USTED PENA! —gritó Harry—. ¡SE NIEGA A ESCUCHAR SÓLO PORQUE SE BURLARON DE USTED EN EL COLEGIO!

—¡APÁRTATE, POTTER! —gritó Snape.

Harry sacó su varita, apuntó a Snape y gritó:

¡Expelliarmus!

Pero no fue el único que gritó, sino también Lyra, Ron y Hermione. Snape fue alzado en el aire y lanzado contra la pared. Luego resbaló hasta el suelo, con un hilo de sangre que le brotaba de la cabeza. Estaba sin conocimiento.

GREEN EYES | D.M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora