Lyra Potter era la definición de hermosa, bromista y princesa de Slytherin. A diferencia de su mellizo Harry, ella no tenía una cicatriz en forma de rayo y lo más importante es que no siguió con la tradición de los Potter.
Pese a que sabía a la perf...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Lyra echó su último vistazo en su baúl antes de irse de su masión. Nunca sintió tan feliz y al mismo tiempo tan nerviosa.
Con la ayuda de James, guardó muchísimos productos de bromas, confiando en que Lyra será una excelente merodeadora.
De camino a la estación de King's Cross a las diez y media en coche, Harry miraba por la ventana pretendiendo calmarse los nervios; Lyra pintaba con colores para su dibujo de unicornio que dibujó por ella misma.
—Si no os quedáis en Gryffindor, os desheredo —soltó repentinamente.
Harry ahogó un gritito.
—Pero...
—Relajaos —rió James—. Sé que estaréis en Gryffindor, estoy convencido.
—Por supuesto, papá —aseguró Harry.
—Lyra, si molestas a tu profesor de Pociones y le haces bromas, recibirás más regalos que tu hermano.
—¿Más regalos? Por supuesto...
—¡Oye! —gruñó Harry.
Más tarde llegaron a King's Cross a las diez y media. James cargó los baúles de los mellizos. Tanto Harry y Lyra se encargaron de las jaulas de sus lechuzas Hedwig y Kiara.
—Wow... —se sorprendió Lyra al observar a una familia pelirroja y pecosos—. Son muchos, ¿no? Sus padres parecen unos conejos.
James soltó una carcajada.
—Son los Weasley. ¿Recordáis que os hablé de Arthur Weasley?
—Sí —respondió Harry riéndose—, el que te preguntó por los objetos muggles.
Después de cruzarse entre el andén nueve y diez cuartos, Lyra abrió los ojos. Una locomotora de vapor de color escarlata esperaba junto a un andén lleno de gente que se despedían de sus hijos.
James subió los baúles y las jaulas en un compartimento que estaba libre. De nuevo en el andén, encontró a Harry y a Lyra hablando animadamente.
—He guardado en mi baúl todos los tintes para las bromas —comentaba Lyra con entusiasmo— . ¿Te imaginas al viejito de Dumby con su larga barba rosa? —Harry rió tan solo imaginarlo.
