Capítulo 20

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Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen.

Cuando Filch no vigilaba el escenario del crimen, merodeaba por los corredores con los ojos enrojecidos, ensañándose con estudiantes que no tenían ninguna culpa e intentando castigarlos por faltas imaginarias como «respirar demasiado fuerte» o «estar contento».

—Si yo fuera la heredera de Slytherin hubiera petrificado a los que me cae mal —bromeó Lyra.

En la sala común de Slytherin hacia bastante frío por lo que Lyra siempre se sentaba en un sillón más cercano a la chimenea que estaba encendida para calentarse un poco y comía dulces que consiguió con Fred y George en Honeydukes.

—En serio, Lyra, estoy agradecido desde el día que te conocí de que no seas mi enemiga —dijo Theo horrorizado.

—Yo te hubiera ayudado —intervino Draco con sorna.

Blaise liberó una risa mientras copiaba los deberes de Historia que le prestó Theo de mala gana.

—Dudo que te dejaría que Potter se quedará petrificado, ¿o si?

—No —respondió Theo con rapidez y le arrebató sus pergaminos—. Ya dejad de bromear con eso, esto es serio.

—Bueno sí —admitió Lyra cambiando de tema y posó su mano en su barbilla—. ¿Quién sería el heredero?

—Mi padre no quiere contarme nada sobre la última vez que se abrió la Cámara de los Secretos —contestó Draco—. Aunque sucedió hace cincuenta años, y por tanto antes de su época, él lo sabe todo sobre aquello, pero dice que la cosa se mantuvo en secreto y asegura que resultaría sospechoso si yo supiera demasiado. Pero sé algo: la última vez que se abrió la Cámara de los Secretos, murió un sangre sucia.

Lyra puso los ojos en blanco y le lanzó una manzana verde que enseguida Draco la atrapó al aire.

—¿Qué te dije del insulto, rubio parlanchín? —se quejó ella—. Mejor come esa manzana antes de que pongas más pesado que de costumbre.

Theo y Blaise intercambiaron unas miradas para luego soltar unas sonoras carcajadas.

GREEN EYES | D.M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora