*★*ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜*★*

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El Sr. Park, cabeza de la familia y magnate de negocios, ha sido una persona exitosa desde su juventud. Sin embargo, después de la muerte de su esposa, su vida dio un giro de ciento ochenta grados. La depresión solo causó bajas en sus habilidades productivas y por consecuencia, su empresa estaba al borde del colapso. Pero, unos meses después, la llegada de una linda chica a su vida, lo encaminó nuevamente. La empresa resurgió y el éxito se duplicó. Se sintió infinitamente agradecido, atribuyendo su buena suerte a su fiel nueva compañera, Lisa. Desde entonces, vive para engreír sus caprichos. Su vida es perfecta. Una familia perfecta y feliz.

Oh, a Leeteuk le gustaría formar parte de esa vida feliz.

No odia a su padre por olvidar su existencia la mayor parte de las veces. Ni siquiera odia a Lisa por su actitud petulante y su cierto atisbo de mal humor cada vez que interactúa con él. Su madre le dijo una vez, que los adultos pueden no ser siempre muy sensatos, incluso toman decisiones que para los niños pueden ser equivocadas, pero siempre hay una razón detrás de todo.

Leeteuk espera crecer algún día para encontrar esa razón.

Sin embargo, hoy pareció marcar la diferencia. Se preguntó si su padre estaba tan concentrado en otras cosas como para olvidarse de su cumpleaños. No es que quiera una celebración o algo así, ni siquiera pediría una fiesta. El chiste de una fiesta es invitar muchos amigos, entonces no era oportuno para el caso. Pero, un abrazo, acompañado de unas felicitaciones no estaba mal.

Leeteuk pensaba que el crecer no era una razón para recibir una felicitación. No es gran cosa por supuesto. No lo consideraba un logro o algo por estilo. Pero supuso que había algo ciertamente reconfortante en que te elogiaran una vez al año. Así sea por algo tan insignificante como tu cumpleaños.

Hoy, su padre lo despertó diciendo que tenía un viaje de negocios que hacer. Le pidió que no le diera muchos problemas a Lisa porque no se siente muy bien y que estuviera pendiente de ella por si sucedía algo malo.

Leeteuk casi ríe en ese momento.

Se sentía el adulto aquí, cuidando de su madrasta y velando por su bienestar. Ciertamente no discutiría con esa lógica cuando era la pura verdad. Es su tarea habitual después de todo. Pero se suponía que hoy era especial. Su día especial.

Se tragó cualquier protesta o sollozo hasta lo más profundo de su garganta. No se dio cuenta en qué momento su padre dejo de interesarse por él, pero no sacaría el tema a flote. Habría más cumpleaños por venir, ¿no es así?

Con su padre fuera de la casa, no fue extraño ver a Lisa bajar por las escaleras. Lista para salir y hacer cualquier cosa que tenga en mente.

—Estaré fuera todo el día, así que no me esperes— dijo ella, mientras acomodaba su lujoso bolso —No te preocupes, vendrá alguien a cuidarte.

—No necesito que alguien me cuide. Deberías preocuparte por ti, creo que necesitas a la niñera más que yo.

—Oh, amanecimos graciosos el día de hoy— Lisa sonrió sarcásticamente, enseñando los perfectos dientes blancos, con el dinero de su padre, por supuesto —Esta bien niño listo, cuidarás de ti mismo— Ella se miró por última vez en el espejo de mano y salió.

Paz. Leeteuk se relajó cuando la casa volvió a quedar en silenció. La señora de la limpieza no vendría hasta el fin de semana y el cocinero había renunciado hace dos días a causa de un altercado con Lisa. No tenían un ama de llaves o mayordomo, su padre desconfiaba mucho de las personas. Entonces sí, Leeteuk estaba felizmente solo.

𝔐𝔦 ℭ𝔬𝔪𝔭𝔞ñ𝔢𝔯𝔬 [ KangTeuk ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora