*★*ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟠*★*

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Dos años atrás...


La oscuridad que lo rodeaba era aterradora. Levantó la mano frente a él, tratando de hacer movimientos ondulantes, pero su visión no captaba nada. La temperatura sofocante solo era la cereza del pastel para esta tortura. No tenía idea del tiempo que pasó aquí, solo opto por acurrucarse en una esquina del contenedor en el que ahora estaba cautivo.

Una pequeña parte de su cerebro estaba aterrorizada por la idea de que los hombres volvieran para golpearlo nuevamente. No era tonto, conocía la posibilidad de que hicieran más que golpearlo, pero se negaba a pensar en eso. Era suficiente el hecho de saber que están comerciando con él como si fuera un simple objeto.

Es extraño, un día vivir tu vida como siempre y al siguiente ser secuestrado para ser vendido al mejor postor. Es de esas cosas que no crees que te pueden suceder, pero suceden.

Los mareos lo desorientaban y su cabeza martilleaba. Nunca había tenido sed en su vida. Estaba empezando a desear que su cuerpo simplemente se rindiera y se apagará para siempre, que el sufrimiento termine. De todas maneras, no deja nada atrás. Sus padres lo expulsaron de casa cuando se negó a aceptar el compromiso que le impusieron con alguien que no conocía. Y amigos, amigos no abundan cuando eres tímido por naturaleza.

Algunos de los chicos a su lado dejaron de quejarse hace algún tiempo. Ryeowook no queria hacer suposiciones precipitadas, pero juraría que incluso dejaron de respirar. Habian sido 30 chicos en un inicio, poco a poco la cantidad fue disminuyendo. Agrega el hecho de que no fueron alimentados, no era extraño que tal cosa sucediera. Solo esperaba poder ser parte de los próximos que se rindieran.

***

Yesung estaba explorando las afueras del bosque junto a Eunhyuk. No estaban persiguiendo a nadie, solo hacían su caminata habitual, a veces sobrepasando los límites de su territorio. Simple curiosidad y sentido aventurero.

— ¿Hueles eso? — Yesung se detuvo y giro en la dirección proveniente del peculiar aroma. Su instinto se apoderó de él y no se detuvo. Sabía que era imprudente simplemente correr hacia lo desconocido, pero ese olor lo llamó a un nivel primario, lo que lo hizo olvidar incluso que venía acompañado.

— Espera, Yesung, no debemos salir mucha más allá de los límites — gritó EunHyuk detrás de él.

El olor se hacía más fuerte cuanto más se acercaba. Pequeños pensamientos de que debería detenerse y pensar de manera sensata en esta extraña reacción quedaron opacados por la necesidad llegar a la fuente de ese olor. Salió corriendo fuera de los límites del bosque hasta llegar a una carretera que no era muy concurrida. Encontró un gran camión estacionado ahí. Había un hombre en la parte trasera, sosteniendo la puerta que abría el contenedor. También escuchó algunos gritos desde dentro del contenedor y sonidos de azotes que hicieron que su piel se erizara.

— No los lastimes en partes vitales, no queremos que...— El hombre no terminó su oración. Las garras de Yesung rasgaron la garganta como cuchillo deslizándose sobre mantequilla. No paso mucho tiempo hasta que el otro hombre saliera del contenedor con un látigo en mano. Ni siquiera termino de entender la escena, porque Yesung se movió rápidamente para hacer un corte profundo en el estómago y terminar con el desgarramiento de garganta.

No se detuvo a ver el desastre que causo su furia. Entró a través de las puertas abiertas del contenedor y se detuvo ante la vista que lo recibió. Habian muchas personas, la mayoría ni siquiera respiraba y tenían cortes profundos a través de su cuerpo, era visibles porque no tenían casi nada puesto.

𝔐𝔦 ℭ𝔬𝔪𝔭𝔞ñ𝔢𝔯𝔬 [ KangTeuk ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora