Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]

XVII. LA JOYA DE LA CIUDAD

RECORDATORIO

Esta historia tiene dos autoras: @punk_bandit (Corvo) y yo (Garrett).

Ya sé que es fácil olvidarlo porque Wattpad sólo nos permite publicar con una cuenta, pero para que lo tengáis en cuenta en vuestros comentarios en el futuro. ¡Muchas gracias! ^w^

Shadows litter broken ways and wash against the grass,

Feeding on the silent sprays of fallen fans of glass,

Falling from the precipice of all we held to hope,

Alighting on a carapace of twisted ash and rope

Then tumbling through the cracks in time like feathers turned to lead,

To wreathe themselves in endless mime about the writhing dead--

To walk this path, to see this place where dreams can fall like rain

Upon the sleeping wash of space where love knows only pain,

Shadows litter broken ways and wash against the grass,

Feeding on the silent sprays of fallen fans of glass,

Falling from the precipice of all we held to hope,

Alighting on a carapace of twisted ash and rope

When all is shattered, flailing past to sink into the loam,

The buildings follow suit, at last, and soldiers dream of home.

To walk this path, to see this place where dreams can fall like rain

Upon the sleeping wash of space where love knows only pain,

Shadows litter broken ways and wash against the grass,

Feeding on the silent sprays of fallen fans of glass,

Falling from the precipice of all we held to hope,

Alighting on a carapace of twisted ash and rope

El canto era triste y a la par solemne. Dos mendigos cantaban a coro, ambos con dos voces portentosas, sentados alrededor de la hoguera donde todos se reunían para charlar mientras esperaban que su pesca del día se dorase sobre las brasas, llenando el ambiente de humo y el graso olor del pescado. Algo que, a quienes hambre pasaban, no parecía molestarles demasiado.

Si Corvo preguntaba por la habitación de la paciente 18, la mayoría le dirían nerviosamente que no sabía de que hablaba, y los pocos valientes se atreverían a explicarle que ésta se ubicaba en el pabellón donde estaban aislando a los afectados por la Tenebra. Y que era donde, según ellos, estaban los fantasmas. Un mendigo se atrevería a añadir que, en realidad, no eran fantasmas, sino alucinaciones provocadas por la densidad de polvo de amapola blanca en el ambiente, pero igualmente no tendría valor para acompañar al asesino, dándole tan sólo unas pocas explicaciones.