XXI: EL DIBUJO TRAS EL PUZZLE

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RECORDATORIO

Esta historia tiene dos autoras: @punk_bandit (Corvo) y yo (Garrett).

Ya sé que es fácil olvidarlo porque Wattpad sólo nos permite publicar con una cuenta, pero os lo recuerdo para que lo tengáis en cuenta en vuestros comentarios en el futuro. ¡Muchas gracias! ^w^

Garrett se despertó del sueño con la anciana cubierto por un sudor frío y vomitando. Notó el estómago completamente revuelto y el ojo primigenio palpitar dolorosamente en su cuenta, como reprendiéndole por los días que había pasado sumergido en su nube de opio. Tenía la cara empapada, a medias por las lágrimas, a medias por el sudor que había perlado su piel.

La Torre estaba sumida en penumbra. Fuera la luz era tenue, probablemente de un alba gris y fría. Era difícil de decir.

Garrett se quedó sentado un momento en la cama, intentando no marearse. Se llevó las manos a la cara consumida. Erin, esta vez la real, bajó graznando desde las alturas y se posó sobre su rodilla. El ladrón la miró mientras ésta le picoteaba el muslo.

—Estoy despierto...

Su voz sonó ronca de tanto tragar humo. Notó la lengua pastosa y en la boca un sabor desagradable. Intentó levantarse, con cuidado, notando los músculos rígidos y pesados por el agotamiento y la falta de alimento al que se había sometido los últimos días. Se sentía como si todo su sistema hubiera intentando sudar el veneno que había estado fumando durante días en una sola noche.

<<¿Cuánto llevo dormido, realmente?>>, se preguntó. Arrastró los pies sobre las tablas, acompañado por la fiel urraca, que no se separó de su lado. Parecía temer que el ladrón fuera a desplomarse en cualquier momento.

Su primera parada fue en la improvisada cocina, logrando coger un vaso que no estuviera muy sucio para llenarlo de agua y rehidratarse, intentando recuperar la elasticidad de sus labios resecos y la movilidad de su lengua adormecida. Después hurgó en sus armarios, intentando buscar algo comestible que no estuviera pasado o podrido. Sólo encontró unos trozos de carne seca y unas conservas en salmuera que ingirió sin mucho ánimo y tratando de reprimir las náuseas de la resaca.

Nada que ver con los deliciosos guisos que preparaba Corvo.

Lo siguiente que hizo fue encender de una vez el calentador para darse un buen baño. De normal lo hubiera hecho con agua fría, pero realmente necesitaba sacar sus músculos fríos de la entropía y reactivar un poco su circulación tras tantos días postrado en la cama. Además, le dolía horrores la cabeza, no se vio capaz de aguantar un jarrazo de agua fría.

Ya sumergido en la tina, con Erin a su lado acicalándose las plumas con el pico encima de una viga; Garrett fue recuperando poco a poco la lucidez y las sensaciones de su propio cuerpo. El olor a las sales de jazmín le trajo recuerdos, algunos mejores que otros, pero especialmente aquellos en los que Corvo siempre había alabado las propiedades de un buen baño.

No podía negar que tenía razón. El líquido caliente calmó la rigidez de sus músculos y también alivió parte de su jaqueca. Igualmente, eso no quitó que, tras salir del baño, el ladrón tuviera que servirse un té negro bien cargado para intentar reactivar también sus neuronas.

En cuanto fue capaz de leer sin marearse demasiado, Garret removió todos los papeles que tenía en el escritorio, ordenándolos y rebuscando las últimas cartas que había estado leyendo antes de la marcha de Corvo.

Le llevó un rato re-ordenar todos los últimos símbolos que había ido encontrando durante sus investigaciones. Por suerte, Corvo había dejado atrás el medallón de Erin, que reposaba sobre la mesa junto al el libro de Orión, abierto por una página aparentemente aleatoria.

Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora