Capítulo 4: En el bosque

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• Jean •

- ¡¿Acaso le di permiso para descansar soldado?!

Hoy tuvimos entrenamiento con el equipo de maniobras tridimensionales. Nos adentramos kilómetros en el bosque, y luego de saltar de árbol en árbol, acuchillar estatuas y esquivar obstáculos, finalmente era hora de volver a la base. El regreso iba liderado por el instructor Shadis, quien ordenó seguir el paso de la formación en todo momento.

Algunos de los reclutas que aún no dominaban por completo el uso del EDM3D tenían que esforzarse más para moverse con él, lo que los había dejado demasiado agotados para marchar a este ritmo. Como si intentara reafirmarlo, unas cuantas filas atrás de mí, un sujeto había caído al suelo y ahora se encontraba tendido en él con un grupo de chicos rodeándolo.

- Bueno, supongo... que podemos hacer una breve pausa -dijo Shadis pensativo- ¡Diez minutos de descanso y luego vuelven a sus posiciones!

Apenas terminó de pronunciar la frase, la mayoría de los cadetes cayeron rendidos por el cansancio que sentían en todo el cuerpo. Unos cuantos se quedaron platicando de pie, otros tantos se habían sentado en rocas o troncos caídos mientras bebían agua y uno que otro pobre aún seguía acostado en el suelo como si no pudiera hacerle frente a la gravedad.

Al ser tan hábil con el EDM3D y estar en excelente condición física, yo no necesitaba un descanso como todos esos debiluchos. Por lo que decidí adelantarme y caminar un poco por mi cuenta. Apenas di un paso cuando sentí el dolor en mis músculos, quizás sentarse no era tan mala idea después de todo.

Pero no podía detenerme de repente para descansar luego de un solo paso y humillarme frente a Mikasa, Reiner, Bertholdt y otros que seguían de pie cerca de mí. Así que tomé fuerza y continué avanzando por el camino, mientras volteaba a ver a los alrededores como si nada me importara.

Fue entonces que noté un parpadeo de color azul entre los árboles. Regresé la vista y me acerqué al borde del bosque para observar mejor. Sobre un tronco estaba una chica sentada de espaldas al camino. Realmente se encontraba demasiado lejos como para distinguir quién era, pero ese cabello castaño me pedía a gritos que fuera a averiguar si se trataba de Rose.

Giré hacia atrás buscando a Shadis con la mirada y lo encontré bebiendo de su cantimplora junto a otros soldados. No debían haber pasado más de dos minutos desde que inició el descanso, lo que significaba que me quedaban ocho para ir hasta allá, investigar quién era la chica y volver.

Comencé a caminar en silencio hacia donde estaba ella, tratando de que no se percatara de mi presencia, en caso de que no fuera Rose. Avancé más hasta ser capaz de reconocer que el moño en que la chica recogía su cabello ya se encontraba caído y un poco despeinado.

- Sabía que eras tú.

Se sobresaltó y volteó con los ojos muy abiertos y el cuerpo tenso. Llevé las manos hacia el frente para mostrarle que no era una amenaza y sonreí.

- Ey, lo siento. No quería asustarte.

- Jean... -dijo volviendo a relajarse.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -pregunté.

- Leo -respondió levantando un libro que sostenía en la mano- Y tú... -Miró más allá de mí hacia el grupo de cadetes que seguían descansando.

- Entrenamiento con el equipo de maniobras -le aclaré.

- Supongo que estaba tan concentrada en el libro que no noté que las personas que hacían todo ese ruido eran ustedes -dijo divertida- ¿Pero por qué estás aquí y no allá con ellos?

Por favor, vuelve | Jean Kirschtein | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora