Dos

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Solo tú me haces olvidar los malos ratos. 

—MelhaDragon.

🤍

No sabe cómo es que se levantó en la mañana, no tenía ganas de hacer nada, pero sabía que no podía faltar a su trabajo. Era su única opción y no iba a desperdiciarla, podrían correrlo si faltaba mucho. Se alistó como todos los días y desayunó en una cafetería enfrente del condominio, las personas de ahí ya sabían lo que solía pedir así que la mayoría de veces su comida ya se encontraba servida en la mesa.

—¿Cómo va tu día, Hoseok? —le preguntó la señorita Lee, ella era muy linda, a Hoseok le agradaba mucho. Lo más cercano que Hoseok tenía como amiga. No hablaban seguido pues ella no iba todos los días, pero fue suficiente para que Hoseok percibiera una muy buena vibra. 

—He tenido mejores definitivamente —le dijo y se giró para sentarse. Le gustaba la mesa que estaba pegada al ventanal y es que ahí podía escuchar a las personas caminar afuera del lugar. Le gustaría saber cómo era la cafetería. Ver de qué color eran las paredes y la mesa en la que se encontraba desayunando. No le gustaba sentir que estaba en el limbo todo el tiempo. Quería conocer su alrededor y poder familiarizarse.

—Espero que mejore —le deseó la chica con una sonrisa mientras le servía su café. 

—Yo también —susurró.

🤍

No podría decir que era el mejor día pero definitivamente mejoró un poco.

Para empezar Hoseok estaba sorprendido. Cuando llegó al condominio Jungkook lo estaba esperando para ayudarlo a subir pues el elevador seguía sin funcionar. Y Hoseok no pudo evitar emocionarse con esa acción. 

Luego de un rato Jungkook se despidió diciendo que debía de ir a supervisar a sus trabajadores, de todas formas, Hoseok debía salir al patio del condominio para llevarse a los perros. Lo que fue todo un desastre en las escaleras, pero gracias a Jungkook fue posible. 

Jungkook le dio su número de teléfono, diciéndole que le llamara cuando necesitara que lo volviera a ayudar para subir a los perros. Y Hoseok no pudo estar más contento. Nunca se habían preocupado por él, ni un poco. Estaba feliz de comenzar a tener un amigo. O esperaba que fuera así, Jungkook se había comportado por el momento muy amable con él, y Hoseok quería que siguiera siendo así. 

Era momento de almorzar por lo que dejó amarrados a los perros de la pata de la banca y se sentó en una silla de las mesas del condominio para comenzar a comer.  El día siempre se le pasaba muy rápido por lo que cuando menos se daba cuenta, ya era hora de dejar a los perros en su respectivo hogar. Estaba dudando un poco en si llamar a Jungkook o no, sabía que estaba ocupado, por lo que no quiso molestarlo demasiado, pero no quería correr el riesgo de poder lastimar a algún perro. Subirlos por las escaleras él solo podría ser riesgoso cuando ni si quiera puede subir por cuenta propia.

Salió de sus pensamientos cuando sintió que le lamían la mano y eso le hizo cosquillas.

—¿Eres Chock, verdad? —era un perro labrador grande y hermoso, a Hoseok le gustaba mucho abrazarlo, era cómodo y calientito. Casi siempre era el que se preocupaba más por Hoseok y hoy no era la excepción, pareciera que Chock le ayudaba a saber que ya era hora de regresar. Así no se le hacía tan tarde. Pero gracias a la ayuda de Jungkook se había demorado menos tiempo en ir a recoger a los perros. Solo que eso no lo sabía Chock—. No te preocupes, tenemos tiempo, solo unos minutos más. 

El perrito recargó su hocico en sus piernas.

—La vida es dura, ¿lo sabías? —le preguntó a Chock—. Tus dueños son lindos, espero que en tu casa te traten muy bien —el perrito solo movía su cola e inclinaba su cabeza a un lado—. A veces quisiera ser un perro, no tienen que hacer gran cosa, se parecen a mí —Hoseok pareció pensar sus palabras—. Bueno, estoy seguro de que más de un perro está triste, no pueden decir lo que sienten... 

Your Voice. JunghopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora