Capítulo 10.

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Por más que intenté no pude volver a dormir. Ver la cara tranquila de Valentín es mil veces más interesante.

No sé cuánto tiempo estuve así pero ya empezaba a atardecer.

Me preocupaba que el wachin esté durmiendo tanto pero después me acordé de lo hecho pija que está y se me pasó.

Los pibes todavía no volvieron y espero que traigan algo de comida, estoy cagada de hambre.

Volví a prestarle atención a Valentín cuando abrió los ojos lentamente.

—Hola. —Sonreí —. ¿Cómo te sentís?

—Bien. —Asintió —. Gracias. —Bostezó.

—Ya me lo dijiste. —Pasé mi lengua por mis labios. El frío me los seca y es una sensación horrible.

—Ajá... —Valen centró su vista en estos un poco confundido —. Quiero un porro —finalizó.

—Ni en pedo. —Negué con la cabeza. Está hecho mierda y quiere un porro.

Suspiró frustrado.

—¿Por qué no? —Me miró a los ojos.

—¿Sos pelotudo, flaco? —Frunci el ceño enojada, sin romper el contacto visual.

—Umm...—dudó un poco para después negar con la cabeza.

—Hasta que estés mejor te vas a portar bien ¿no? —puse un tono de voz como si le estuviera hablando a un nene.

—Depende. —Se encogió de hombros.

—¿Depende de qué? La concha de tu madre. —Hice el amague de pegarle. Él se rió despacio.

—Cuando estas callada sos más linda. —Puso una mano en mi cabeza y volvió a acercarme a su pecho.

—Siempre soy linda —murmure con mi cara pegada a su pecho.

—¿Qué? —preguntó apretandome más —. No entiendo —volvió a repetir.

Cuando ya no pude respirar lo pellizque haciendo que me suelte.

—Boludo. —Sonreí.

Arrugué la nariz cuando mi panza sonó del hambre que tengo.

Valen me miró con lástima.

—Perdón. —Agachó la cabeza.

Se siente culpable.

—Tranqui, me vas a pagar todo cuando puedas. —Levanté el dedo pulgar con una sonrisa que marcaba más mis hoyuelos.

Nada es gratis.

Eso parece que lo tranquilizó. Asintió afirmando que me iba a devolver todo y más.

—Todo lo que hiciste no se paga solamente con guita —murmuró haciendo que levanté una ceja.

—¿Ah no? —pregunté sorprendida.

—No. —Se mordió el labio nervioso —. ¿Querés que seamos amigos?

Eso me dejo todavía más sorprendida. Hace años nadie me pregunta eso, en realidad me lo preguntaron una sola vez en toda mi vida, Dani lo hizo cuando éramos unos pendejos.

Ni en el jardín mis compañeritos me preguntaban eso porque sus papás le decían que no se acerquen a mí, nadie quería estar cerca mio, yo era totalmente rechazada siempre.

Así que, que Valen me pregunte esto por más insignificante que parezca tiene mucha importancia para mi.

Aclaré mi garganta.

Compañeros de Calle; Wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora