Final.

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Y fuimos todos a la costa para celebrar el nuevo comienzo de nuestra vida.

Todos teníamos casa, si, una casa propia para cada uno.

Valen me insistió en que viva con él pero quiero vivir todas las partes de la vida. Cuando nos casemos y tengamos hijos vamos a poder vivir juntos...

Terminé el secundario y estoy estudiando y haciendo cursos de todo lo referido al arte.

Pude sacar mi primer tema, y se pego.

No entiendo nada.

—Wacho, la puta que los pario. —Me acosté en los asientos de atrás.

Cuando tengo sueño no tengo humor.

—¿Qué pasó linda? —me preguntó Dani.

—Tengo sueño, cállate. —Le hice una seña con la mano intentando dormir.

Y así lo hice por unos minutos, hasta que tuvimos que buscar a Valen.

Cuando él abrió la puerta para subirse yo seguía en la misma posición.

Lo miré y él sonrió.

—Anda caminando —simplemente dije.

—Levanta la cabeza, dale. —Yo suspiré y le hice caso.

Me saqué las zapatillas para estar más cómoda.

Él se sentó y volví a apoyar mi cabeza pero esta vez en sus muslos.

—Mira que babeo. —Me acomodé mejor la capucha del buzo.

—Mientras sea tu baba no hay problema. —Sentí como me hacía mimos en el pelo.

                              ***

—Fua hace alto calor. —Bostecé.

Ya es de día y el sol esta re fuerte, como yo.

—Dormis poco eh —habló Monzón sarcásticamente.

—Si, viste. —Me saqué el buzo —. Uh wacho, ayuda. —Quedé inmóvil con el buzo a la mitad del cuerpo porque también se me estaba por salir la remera.

—Yo te ayudo nena a ver —Mauro imitó la voz de una vieja.

Me estiró la remera para abajo y me pude sacar el buzo tranquilamente.

—Uh compa re piola. —Me pare en el asiento y saqué mi torso por el techo del auto, Valen y Lit me siguieron.

Habían unas personas en el auto de adelante.

Las saludé como si las conociera.

Al parecer ellos si nos conocían porque vi como se reían mientras nos grababan.

Escuché que Dani y Nacho se susurraban algo pero no les di bola, unos segundos después Dani pegó un frenon haciendo que me caiga arriba de los asientos y casi me rompa la cabeza.

—La concha de su madre, petes de mierda —me quejé mientras todos se estallaban de la risa —. No me da gracia. —Me crucé de brazos.

Me siguieron cargando unos minutos más y me agarró hambre así que comimos doritos.

—¡Eh wacho para! —Le saque el paquete a Valen —. Ya comiste una banda. —frunci el ceño y me acerqué a Mauro para que comamos.

—¡Nada que ver! —se quejó.

—Si que no gato —habló Mauro con la boca llena.

—Bueno, bueno, vos tampoco te sarpes. —Lo señalé a Mauro.

Compañeros de Calle; Wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora