Cuando la gente se calmó un poco los trenes volvieron a andar.
Voy a llegar tarde a mi trabajo, espero que no lo tomen en cuenta, es la primera vez que llegó tarde, siempre soy puntual.
Hace varios meses estoy trabajando ahí y tiene más cosas buenas que malas... creo. Tengo bastante guita escondida arriba del techo, donde dejo colgando mi ropa, hay un ladrillo hueco que se puede sacar y poner, nadie va a ese lugar así que no me preocupo.
—¿Podes quedarte quieta? —dijo Valentín un poco irritado.
Desde que nos sentamos no pude dejar de mover la pierna nerviosa
—No. —Negué con la cabeza —. Llego tarde al trabajo. —Me mordi las uñas, es algo que me da mucho asco hacer pero no lo pude evitar.
—Tranqui. —Movió las manos nervioso, quería hacer algo pero no se animaba.
Lo miré tratando de descifrarlo pero lo único que hice fue ponerlo más nervioso.
Se rascó el cuello y frunció el ceño mirando para otro lado, esa fue la señal para quitar mi vista de él.
Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en la ventana.
Al instante sentí los ojos de Valentín sobre mí.
¿Hace cuánto es amigo de Dani?.
¿Por qué nunca lo había visto?.
[.]
No sé en qué momento llegamos pero no me despertó quien pensé que iba a hacerlo. Me volvió a despertar el mismo guardia con cara de ogete.
¿Y Valentín?.
No tiene sentido que se haya ido sin mí.
Miré confundida al guardia sin saber si preguntarle dónde está el pibe que estaba sentado al lado mío.
Él me apuró y me levanté para irme.
Salí del tren y fui para el trabajo. En el camino no me crucé a ninguno de los pibes.
Entré al bar y empecé a preparar todo. Hay más personas trabajando pero no tengo ningún tipo de relación con ninguna, todos saben dónde vivo y de donde vengo, entonces prefieren mantenerme alejada, flashando que les voy a robar o hacer algo.
Todas las horas pasaron muy lentas, solamente quería irme, pero no tengo a dónde.
No puedo escaparme de mi realidad.
Días después.
Y sin darme cuenta pasó casi una semana sin verlo a Valentín.
Le preguntaba a los pibes pero ninguno me decía nada.
Solamente me decían porqué me preocupaba tanto por un chabon que conozco hace un par de días, ni yo sé la respuesta, supongo que es esta curiosidad que me caracteriza.
Seguí caminando con todos estos pensamientos en mi cabeza. Recorría el mismo camino que todos los días volviendo del trabajo.
Siento miedo, pero con todo los mambos que tengo en la cabeza no hay lugar para eso.
Levanté la mirada del piso cuando escuché un ruido.
Miré la misma esquina en la que me había esperado Valentín la primera vez. Vi como tiraron a alguien inconsciente y salieron rajando.
Me quedé quieta.
¿Salgo corriendo o voy a ver que onda?
¿Irme como si no hubiera visto nada o ser una buena piba?
¿Y si me meto en otro problema?
Todas esas opciones pasaban por mi cabeza.
Si yo estuviera en su lugar rogaría porque alguien me ayude.
Si yo alguna vez estoy en su lugar espero que el karma me lo pague.
Acomodé mi capucha y me acerqué a paso lento.
Dejé de respirar cuando vi al narigón tirado en el piso con los ojos cerrados, puedo afirmar que desmayado.
¿Qué mierda hago?.
No lo quiero dejar acá tirado mientras voy a buscar a los pibes.
Su cara esta llena de moretones, tiene la ceja y el labio cortado y todavía sangre fresca descansa ahí. Lo que más me preocupa es que su ropa este manchada de un color bordo oscuro.
Esta arruinado.
—¿V-Valen? —la voz me salió rota, no es nada clara y el tono no es lo suficientemente alto como para que me escuche —. ¿Valen? —volví a repetir.
Me arrodillé al lado de él. Un poco insegura acerqué mi mano a su cara. Esta helado.
¿Dani, Mauro y Nacho sabían esto?.
¿Sabían que le iba a pasar esto?.
Solté un suspiro cargado de desesperación, era casi un quejido.
Nunca había visto a nadie en esta situación, los pibes se ahorraban todos los problemas que podían y nada paso más allá de las piñas, además ellos siempre salían con pocos rasguños. Este no es el caso.
A mitad de cuadra hay una farmacia, puedo ir a comprar y volver rápido.
Me levanté y fui casi corriendo a la farmacia. Por suerte ya me recuperé de la cagada a palos que me dieron.
Entré y agarré todo lo que necesito sin ver cuánto salía, si es necesario me gasto todo lo que me costó juntar esta semana.
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Compañeros de Calle; Wos.
FanficVivir en la calle no es fácil, a la primera te metes en un problema. Y más cuando conoces a un wachin, con sus mambos, que te hace sentir como en casa... aunque estén en las últimas. Ese pibe que parece un drogadicto pero tiene la calidez de un hog...