DESTERRADA [EDITANDO]

Capítulo VII

NOTA: Okey, antes de comenzar a leer el capítulo, quiero aclarar que no tengo nada en contra de la religión, no la aborrezco, pero tampoco la idolatro. El hecho de que utilice la "d" minúscula en el inicio de la palabra "dios" es para dar a entender que es uno completamente ficticio, inventado para esta historia y simplemente se utilizará en esta historia. No quiero que nadie se ofenda, recuerden ES FICCIÓN, si la lectura les molesta, pueden ignorar este capítulo y pasar al siguiente, aunque no lo recomiendo, porque es parte del pasado de Hanny. Eso es todo, espero lo disfruten

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Capítulo VII: Pasado parte 2

seis meses antes

Mis oídos pitan, mi cabeza duele horrible, y no siento mi cuerpo. Varias personas hablan y hacen cantos raros. Trato de enfocar mi vista, pero lo único que mi mente logra captar, es que estoy en la iglesia, subida en la tarima. ¿Por qué me siento tan desorientada? Alguien pide que las personas que se encuentran ahí guarden silencio. Algunos protestan, pero terminan cumpliendo las órdenes. Tanto silencio me hace doler más la cabeza. No entiendo nada, no entiendo qué está pasando

-¡Hermanas y hermanos, el día ha llegado! ¡Por fin tendremos nuestro pase al cielo, dios nos recompensará por poner en sus manos a la reencarnación de Lillith!-la gente a mi alrededor grita y celebra-

Mi cabeza sigue dando vueltas y tengo ganas de vomitar. Un dolor sordo llega a mis manos. Las trato de jalar, pero estás no ceden, eso me hace entrar un poco en razón y centrar mi mente.  Agua helada es aventada a mi rostro y comienzo a toser, pero lo agradezco, ayuda a que mis sentidos se despierten

Lorena, la mujer encargada del sótano, me dedica una sonrisa de suficiencia y se acerca a mí

-Por fin me desharé de ti, pequeña perra-aprieta las cuerdas que sostienen mis manos y mis ojos vuelan a ese lugar-

-¿Por qué demonios estoy amarrada?-pregunto en un susurro tembloroso-

Lorena me dedica una sonrisa de triunfo, y voltea a ver a su esposo, quien es el que está hablando en la tarima. Mis ojos recorren todo el lugar, demasiadas personas con túnicas blancas me están viendo fijamente, sus ojos me recorren de pies a cabeza y sonrisas siniestras se forman en sus labios

Mi cuerpo está cubierto únicamente por una bata blanca, que se vuelve traslúcida por culpa del agua, dejando a la vista el camisón. Mis muñecas arden y mis oídos siguen pitando

-¡Somos los hijos que dios ha enviado para traer la paz absoluta al mundo! ¡Somos los verdaderos discípulos! ¡Los verdaderos guerreros! ¡Seremos recompensados por todo lo que hemos hecho en nombre de dios! ¡Alabados seremos!

Las personas comienzan a gritar y aplaudir. Entonan ese canto extraño una y otra vez. Alberto, el esposo de Lorena, se acerca a mí, suelta un latigazo al aire y el simple sonido hace que mi cuerpo tiemble, comienzo a moverme como una loca, buscando liberar mis manos y salir de ahí. Están locos, todos están completamente locos

-¡Por favor no, por favor no lo hagas, no de nuevo!

Me mira durante una fracción de segundo, pero las personas comienzan a rogar por los golpes, me quieren ver sufrir. En su imaginación retorcida, yo soy el enemigo al que deben destruir. Alberto se acerca a mí y pone su boca en mi oreja y me da un pequeño beso. Me alejo de él y siento su aliento en mi cuello

-Eres tan hermosa, tal como te describe la biblia. Tenemos que destruirte, Lillith. Solo eres una pecadora y traerás horror al mundo

Se pone su túnica hasta la cabeza, quedando esta en forma de pico. Niego de forma frenética y el primer latigazo llega a mí. Un grito de dolor es liberado por mis labios, pero eso solo los vuelve más frenéticos, con ganas de verme aún sufrir más