Prólogo

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Un jóven pelinegro salía de su apartamento cansado y sin ganas, bajaba por el ascensor y se dirigía al estacionamiento por su auto, llegaría al lugar donde se hacía arte puro y el disfrutaba estar ahí. Vestía casual, pero era algo apropiado para un centro laboral de respeto.

Conducía por las calles de la cuidad que lo vio crecer desde las calles hasta lo que hoy es con sus amigos y hermanos. Al llegar al flamante edificio de cristales oscuros y brillantes, va al estacionamiento trasero de este y deja su auto para ingresar a su puesto de trabajo.

Una joven bajita de cabellos ondulados y rebeldes, cerraba la puerta de su apartamento, muy distinto al del joven anterior

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Una joven bajita de cabellos ondulados y rebeldes, cerraba la puerta de su apartamento, muy distinto al del joven anterior. Este se veía viejo, y desgastado. Bajaba las escaleras de aquél edificio que la vió triunfar en su vida como profesional, dando brinquitos adoptándose a su personalidad diaria. Al bajar aseguró las asas de su mochila y se encaminó en la gran ciudad.

Ella caminaba alegre, incluso ayudaba a los ancianos cruzar la temida calle. Al llegar a aquel edición brillante y lleno de esperanzas y trabajo duro, ingresó alegre a la fachada, siendo observada por otras chicas que envidiaba su suerte. Esta chica de overol de mezclilla y camiseta blanca, sonreía genuinamente como si nada malo le hubiera pasado en su vida. Enseñó su identificación en el lobby bajo la mirada expectante de varias personas mayores serias y se encaminó a los ascensores del gran edificio.

Ambos jóvenes de esta historia, cruzaron sus caminos para entrar a un ascensor distinto, él sin notarla y ella sin llamar la atención

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Ambos jóvenes de esta historia, cruzaron sus caminos para entrar a un ascensor distinto, él sin notarla y ella sin llamar la atención.

Pero el destino tenía otros planes para ellos, si te quedas podrás saberlo.

¡Hey Niña!
     

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¡Hey Niña! || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora