Notas: capítulo de muuuy larga duración chiquilles (más de 20.000 palabras! Están advertidos jaja)!
-
Cambié mi número de celular y tuve que comentárselo a la mayoría de mis contactos, a todos los que tenían que saberlo en realidad: a mis hermanos, a mis papás, a la Pame, a la Rufi, al Arturo, a mis amigos, a los compañeros del Juárez, de la Roja, a los técnicos, al Bruno... Les dije una excusa muy penca, que se me había caído el celular al agua y que no lo había podido recuperar y que la empresa culiá no me había querido mantener el número y que me habían tramitado más que la chucha y que, pico, no me había querido calentar más la cabeza y mejor me compré un teléfono nuevo con un número nuevo y filo, se los mando pa que estemos en contacto y pa que cachen. Todos me creyeron, eso fue lo bueno. El Bruno estuvo interesado en que le contara la historia entera, yo me tuve que inventar más detalles de los que quería.
Pero al final lo hice y él también me creyó y fue muy loco, hueón, como de repente nadie me cuestionó y todos parecieron tan convencidos de esa hueá. Incluso elegir mi nueva foto de perfil en mi nuevo WhatsApp fue una hueá penca. Me saqué una selfie y pico, no hubo más. No quería usar mi teléfono antiguo, que bien bueno seguía estando, porque sentía que cualquier movimiento le iba a dar como una pista al Paulo de que yo estaba ahí, de que seguía ahí y de que si no le había contestado todos esos mensajes que me había enviado desde que me subí al avión en Italia era solo porque no quería. Aunque esa era la verdad.
Desactivé el visto cuando estaba esperando en el aeropuerto, cagado de miedo escuchando cada una de las notificaciones de los mensajes que me llegaban a cada rato. Ni siquiera tenía que leerlos pa saber que eran del Paulo, obvio que eran de él, yo no tenía no más la fuerza pa leer cada uno en ese momento. Estaba sentado, hueón, moviendo las piernas, nervioso, casi imaginando que en cualquier momento lo iba a ver entrar y correr por el aeropuerto, buscándome, pero esa hueá nunca pasó y yo me subí al avión y cuando me senté, respirando profundo por fin, abrí el chat del Paulo. Tenía 12 mensajes y me acuerdo perfecto de lo que decía cada uno.
"Mi amor, por favor, contestame el celu, te lo pido, conversemos"
"No te vayas todavía de Turín"
"Ángelo, te lo suplico, contestame por favor"
"Ángelo"
"No me dejés"
"No me dejés"
"Amor yo no quiero dejar de estar con vos"
"No quiero terminar esto que tenemos"
"Yo te amo, Ángelo y no te quiero perder"
"Y yo sé que vos también me amás"
'"¿Hablemos?"
"Por favor decime algo"
No le dije nada. Desactivé el visto y apagué el celular, así el Paulo no me iba a poder seguir llamando y me acurruqué en el asiento, apoyé la cabeza en la ventanilla y me aguanté las ganas de llorar, hasta que llegué a México. Cuando estuve solo en mi casa de nuevo, me largué a llorar como cabro chico, pero estaba bien esa hueá, porque ya nadie podía verme y lloré todo lo que quise, por ser tan hueón y tener una suerte tan como la callampa.
Todavía lo hago a veces, cuando estoy solo, cuando nadie me ve... Ha pasado una semana ya, las cosas se van enfriando, es todo diferente. Se siente la soledad, la percibí', la notai, te rodea, te toca igual y empezai a echar de menos todo: las conversaciones, las risas, la complicidad, los mensajes a media noche, las caricias, la intimidad, los meses de anhelo, la fe que nos mantenía ahí, agarraditos, esperando poder vernos, el sexo en el teléfono, el amor cuando nos volvíamos a encontrar, las ganas que teníamos de que esta hueá nos resultara... Obvio que las echaba de menos, hueón, las echo de menos porque las sigo queriendo y porque más de un año estuve con el Paulo y me marcó, hueón, me marcó.
ESTÁS LEYENDO
A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo Sagal
FanfictionEl partido por el tercer lugar de la Copa América le trajo a Ángelo Sagal mucho más que una medalla de cobre y el desprecio de la fanaticada chilena. Paulo Dybala había llegado a su vida así, sin prevenirlo y sin preguntar y después de comenzar todo...