Notas: capítulo de larga duración chiquillas <3
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Después de 9 días sin vernos, de 9 días que llevo metido solo en esta casa y de 9 días hundido en toda esta mierda, mirarte a la cara debe ser en verdad la mejor cosa que me ha pasado en este mes rancio po Paulo. Eso no se lo digo igual cuando nos volvemos a ver y nos quedamos parados justo en el umbral de la puerta de mi casa, pero sí lo pienso, sí lo tengo en mi cabeza dando vueltas y sí me gustaría ser capaz de contárselo en voz alta porque, puta, ¿qué me frena ahora? ¿Qué me amarra? Ni una hueá po. Se acabó todo, Paulo. Se terminó. Ahora somos los dos no más y esa hueá se nota, ¿o no? Sobre todo en este momento, que estai en la puerta de mi casa así, como si fuese una hueá pa la que estabai hecho desde siempre.
¿El camino entero que recorrimos fue pa llegar a esto? Yo lo pensé harto en mis noches de soledad. Al final podría haber sido cualquier cosa, ¿o no? Pudimos haber mandado todo a la mierda mucho antes, pudimos habernos soltado antes, pudimos haber culiado una vez y no vernos nunca más y actuar como si jamás nos hubiésemos conocido después, pero no po, esa hueá no se dio. No fue así. Nos enganchamos sin querer, nos gustamos, nos empezamos a querer, nos enamoramos y yo no puedo estar seguro de que esa hueá va a ser precisamente la que nos va a cagar la vida. No sé si es ahora, no sé si este es el peor cagazo que me pueda pasar, no sé si perder a mi familia es el último castigo por amar al Paulo, no sé si van a venir más. Pero le damos pa adelante, ¿cierto? Nos lanzamos. Y aquí estamos, parados uno frente al otro otra vez, de pie, aunque nos caigamos.
Nos echamos al mundo encima, hueón, ¿no te parece? ¿Y por qué? ¿Por esta hueá que sentimos los dos cuando estamos juntos? ¿Por el pecho que se me pone apretado cuando te veo, cuando siento tu olor, cuando escucho tu voz? ¿Y si no aguantamos, Paulo, hai pensado esa hueá? ¿Si es demasiado peso y nos quebramos? No te voy a mentir, tengo miedo. Tengo miedo de verte acá y de sentir que esta hueá es normal o que es perfecta o que erai lo que estaba faltando. Es mi casa, al fin y al cabo, la que compartí con mi mujer por casi 1 año; tú deberíai ser un extraño acá, no tendríai que verte bien ahí en la puerta, no tendríai que encajar.
Pero supongo que entre nosotros hay un montón de cosas que no debieron ser y que fueron no más, porque nosotros siempre hemos sido, sin tener muy en claro qué chucha somos, somos no más. ¿De a dónde saliste, hueón? ¿Cómo pudimos llegar tan lejos? Quisiera arrepentirme, ah, yo creo que siempre va a haber una parte de mí que va a creer que arrepentirse hubiese sido una opción válida pa frenar todo el dolor que hemos causado. Pero me la banco no más, me trago esa hueá, callo mi cabeza, porque he sido un hipócrita demasiado tiempo, pero en esta hueá ya no lo puedo ser. No lo estoy no más, aunque quiera.
Yo no estoy arrepentido de quererte, hueón.
— ¿Puedo pasar? —el Paulo me habla y yo parece que no había tenido antes demasiado en cuenta que su voz es ronca, pero que al mismo tiempo es como la hueá más dulce, más tierna y me hace bien, casi tanto como me hace mal. Es que esa es nuestra relación, eso es lo que somos, igual. Nos hacemos bien y nos hacemos mal, no podemos hacernos una sin la otra y a pesar de todo no queremos parar. Supongo que porque, al fin y al cabo, lo bueno es más grande que lo malo y no sé bien cómo cachamos esa hueá o como medimos todo lo que nos ha hecho este amor y llegamos a la conclusión de que la única hueá que podemos hacer es seguir adelante. Pero bueno, llegamos no más, lo hicimos y por eso mismo esta casa está sola desde hace casi dos semanas y por eso mismo está el Paulo en la puerta, con una chaqueta de mezclilla celeste y una capucha blanca en la cabeza.
— Obvio. —yo me hago a un lado para dejarlo entrar y, después de unas miraditas que el Paulo se pega detrás, pensando imagino si es que alguien cachó que entró a esta casa o cachó que él es Paulo Dybala, se mueve despacio, como si le diera pudor meterse a mi casa.
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A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo Sagal
FanfictionEl partido por el tercer lugar de la Copa América le trajo a Ángelo Sagal mucho más que una medalla de cobre y el desprecio de la fanaticada chilena. Paulo Dybala había llegado a su vida así, sin prevenirlo y sin preguntar y después de comenzar todo...