Y cuando me giré para mirar mi celular, que estaba encima del velador izquierdo, me di cuenta de que eran las 12 de la mañana. Y cuando lo tomé en las manos y lo desbloqueé, caché la hueá que yo sabía que era inevitable. Tenía tantos mensajes en WhatsApp de la Pame y tantas llamadas perdidas, que de verdad no me dio la perso en ese momento para ver el número exacto de todo. Me acuerdo de haber mirado el teléfono y como de notar no más que los mensajes y las llamadas estaban, algo que yo sabía que iba a pasar sí o sí, y de ahí volverlo a dejar encima, medio ido. No estoy muy seguro de cómo describir la hueá que estaba sintiendo o el estado en el que estaba esa mañana ahí, en la cama del Paulo. Hasta ahora creo que no sé bien quién era yo en ese momento. Estaba como... como entumecido. Sabía la hueá que estaba haciendo y sabía lo que eso significaba, tenía claro todo lo que se me iba a venir encima en cuanto yo saliera de la puerta del departamento de ese hueón, pero no sé, estaba como en un limbo capaz, pensando otras hueás cuando debía haber estado cagado de miedo.
O sea, probablemente lo estaba, pero en ese instante yo no era capaz de reconocer que los sentimientos que tenía o la falta de sentimientos que después caché que era demasiado obvia se debían al miedo. Me paralizó capaz, me dejó sintiendo nada. Y en verdad eso era super peligroso porque me hacía exponerme y me hacía ser capaz de hacer hueás que nunca me había atrevido antes y al final eso terminaba cagándolo todo más no más. No recuerdo haberme sentido así nunca antes y bueno, bien mal momento elegí para que fuera la primera vez. Todo era raro en realidad, como si estuviera viviendo la vida de alguien más o como si estuviera mirando desde afuera las hueás que yo mismo iba haciendo para mandar mi vida a la chucha.
Ahora que estoy acá en Juárez siento que estoy viviendo mi vida de verdad, lo que igual es super penca porque mi vida de verdad ya no es no más. No existe. Se desarmó. Pero yo sé que esa hueá es por mi culpa, si nunca he estado en plano de negar esa hueá. Me hubiera gustado eso sí hacer las cosas mejor, encontrar alguna forma en la que nadie saliera lastimado. Yo sé que eso era imposible, pero en una de esas...
Filo, es la hueá que es no más. Lo tenía claro yo ese día, esa madrugada y esa mañana, acostado al lado del Paulo, mirando el techo, sintiendo el frío, escuchando la llovizna suavecita... Me acuerdo de que no daba tregua el clima en esos días. Tampoco mi cabeza eso sí, pero yo lo aceptaba, yo lo dejaba estar no más... Tengo el recuerdo del Paulo haciéndome cariño en el pelo, acostado de lado cerca mío, me acuerdo de su respiración cerca, del olor de la cama. Esas son hueás que todavía se han quedado aquí conmigo, a pesar de que igual son como las causantes de que al final mi familia con la Pame se haya ido a la cresta. Pero es loco, ah, las cosas con las que uno se queda...
— Tenés que volver —esas recuerdo que fueron las primeras palabras que me dijo el Paulo después de que nos despertamos. En realidad no habíamos estado durmiendo, pero después de que yo llegué habíamos aceptado como un acuerdo tácito de permanecer callados. No culiamos, de hecho. Todo lo que hubo en esas 6 horas fueron besos, abrazos. Estuvimos cerca no más. Nos acostamos abrazados me acuerdo, cerramos los ojos así, juntos, sintiéndonos. En verdad, a pesar de todo lo que había pasado y de cómo yo había llegado a estar así con el Paulo, no me acuerdo de haberme sentido mal estando con él. Se sentía la raja en realidad, fue lo que mejor se sintió en todo el viaje. Y puta que es triste reconocer esa hueá en verdad, porque es como una razón para estar seguro de que todo lo que pasó al final fue casi como si el fin justificara los medios.
Y esa hueá suena terrible, ¿o no? Me hace sentir como un conchadesumadre.
— Sí sé —yo le respondí, pero estaba como borrado para decir otra hueá. Estaba muy pa la cagá, probablemente. Miraba pal techo no más, me acuerdo del gris que se veía porque estábamos con las luces apagadas— Son las 12 ya. Tengo el teléfono lleno de mensajes y de llamadas.
ESTÁS LEYENDO
A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo Sagal
FanficEl partido por el tercer lugar de la Copa América le trajo a Ángelo Sagal mucho más que una medalla de cobre y el desprecio de la fanaticada chilena. Paulo Dybala había llegado a su vida así, sin prevenirlo y sin preguntar y después de comenzar todo...