XXVI. Puros autogoles

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Sexto sentido lo llamaba mi mamá cuando yo era chico, a esas tincás que tenía de repente yo de cómo eran las cosas. Mi mamita me decía que tenía que confiar no más en ese instinto mío, que esas cosas cosas no se podían ignorar, porque si las tenía, por algo era; que probablemente siempre iban a ser verdad, que no me diera vergüenza hacerles caso. Y sabí, harta razón tenía mi mamá. Uno nace no más con un sexto sentido o no nace. Y yo nací con eso. Y mi sexto sentido me dice que todas estas hueás que he visto al Paulo hacer por Instagram no son nada mentira, son reales. Que esta vez no está fingiendo, que esta vez se está mostrando cada vez más como es.


Y sin mí.

Igual hay algunas hueás obvias y eso hace que yo no sea el único que se haya dado cuenta de que las cosas han cambiado, el Paulo en realidad sabe cómo hacerla. Internet no es tonto tampoco, las hueás que hace este hueón son públicas, ¿o no? Y así se quedan y la gente especula con eso. El hueón también tuvo vacaciones en febrero y las aprovechó pa volver a hacerse ver en público con la Oriana. Viajó a Argentina primero, donde estuvo feliz de volver a encontrarse con la perra que era suya y de su polola fake y no llevó al viaje a mi Mila, supongo que se la dejó cuidando a su mamá, o capaz por ahí que ella tampoco encaje en su nueva vida, quién sabe. La perra esa, Kaia, creció pa ponerse aun más fea, pero se acordaba del Paulo y todo Instagram pudo ver esa hueá porque la perrita de la mamá grabó el reencuentro y lo transmitió en un live, para que todos sus seguidores pudieran verlo y pudieran también seguir con el rumor culiao de que sí po, volvieron.

El Paulo se veía feliz, abrazando a la Kaia, diciéndole cuánto la había extrañado, lo grande que estaba, lo bonita que estaba (mintiéndole, obvio, la Mila le pega mil patás en la raja a esa perra fea) y la Oriana ahí más feliz que la cresta, diciéndole a sus seguidores y a su perra que su papá estaba de vuelta y hueás así. Perra culiá... Y puta, los seguidores todos festinando con que estos dos habían vuelto a ser pololos. La Oriana ese día nunca lo confirmó en todo caso, pero tampoco lo negó. Subió una foto incluso con su mamá, su papá, su hermana, la perra y el Paulo, todos juntos, como una familia feliz. Me dio más rabia que la chucha.

Pero pico, ahí estuvieron los culiaos, como pololos de nuevo, dejando a todo el mundo con la interrogante y disfrutando de hacer esa hueá. Yo no es que haya estado pendiente a cada rato, pero son hueás que noté y que se hablan, po. El Paulo en su instagram también subió hueás, menos pinturita y menos misterioso que la Oriana, pero lo hizo y la verdad es que yo hartas veces me puse a a pensar en si él mismo pensaba sobre si yo veía las hueás que publicaban los dos, si yo estaba mirando esas cosas y si me hacía alguna idea sobre eso, si creía algo sobre eso. Capaz que en realidad en ese momento al Paulo ya le daba bien lo mismo, yo no sé, porque subió igual sus hueás y tampoco comentó nada cuando todos preguntaban acerca de si había vuelto o no con la minita con la que todos encontraban que se veía tan bien.

A mí ya no me había hablado desde esa última vez en febrero. Nada más. Y obvio po, si estaba ocupado con la Oriana, qué iba a andar arrastrándose conmigo. Pico, hueá de él. Tampoco es que yo iba a andar pendiente de lo que él hiciera o no hiciera, si el hueón ya eligió y yo también. Volver al teatro culiao con esa maraca es cosa de él, o sea, si el Paulo quiere cagarse la vida con esa hueá y vivir así pa siempre y es feliz mintiendo y actuando y teniendo que acostarse en secreto con hueones porque esa es la hueá que en serio le gusta al culiao, esa es la hueá que lo hace disfrutar al culiao, pichula, hueá suya. Quizás a qué otro hueón va a ser tonto ahora pa sacarse las ganas y tirarlo después, cuando la Oriana le vuelva a lanzar sus garras, como lo hizo conmigo.

Pasaron incluso juntos todas las vacaciones y se fueron después a Miami. Cacha po, Miami. Y ahí, la raja po hueón. Pasearon de lo lindo, anduvieron por la playita, en scooter, salieron a fiestas en la noche, fueron a ver amigos, ¿y andaba triste el Paulo? Nunca lo vi triste, hueón. Nunca lo vi triste. Se le habrá pasado la pena, supongo, si todas las noches había fotito nueva con la maraca y con sus amiguitos. Bueno, bien po. Bien por él. Bien porque esté mejor, porque esté contento aunque sea con la Oriana. Porque me superó bien y porque quiere salir adelante y quiere disfrutar así sus vacaciones, bien. Al fin y al cabo, bien.

A Primera Vista | Paulo Dybala & Ángelo SagalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora