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Os aviso que no sé qué he escrito, me dieron la idea y no recuerdo quién, la tenía apuntada, siento que sea el lío.

-Keith, que te lo digo por tu bien,_se quejó el mayor de los hermano que su enano era un cabezón, punto.

-Y yo por el tuyo, que no, es, no, ya crecerá,_le repitió, estaba empezando a colmar su paciencia, y creedme, que tenía mucha, bueno, al menos con su hermano.

-Que te lo cortes,_le regañó ya cansado,_a ver, ¿qué sentido tiene negarte si te lo hiciste trizas con el tinte?

-Mucho,_le respondió,_¿qué te ha dado ahora porque me corte el pelo?

-Simple, he tenido paciencia, mucha, te he dejado que lo dejes crecer sin tinte, porque no ibas a soportar cortarlo al ras, está largo, las puntas están destrozadas, se te ha partido por todos lados, el tinte te lo quemo, porque no te dio la gana de esperar a mamá y la cagaste al hacer la mezcla,_le recordó haciendo que se sonrojase, que la lio y mucho,_deja de ser cabezota, por favor, hazme caso.

-Que no,_le respondió, porque sí, Keith era el mejor hermano menor del mundo, pero llegaba a unos niveles de cabezonería que no.

-Como quieras, ya está, haz lo que te de la gana,_que a Shiro ya le estaba colmando la paciencia, lo suficiente como para elevar la voz.

En ese momento se abrió la puerta, dejando paso a la que era la hermanita pequeña, Romelle, que entró en sus vidas y las cambio, que sacaba ese lado cuco y dulce de Keith, y mira que era difícil.

-¿Qué pasa?,_les preguntó, que esos dos no se peleaban nunca, y el ambiente estaba tenso.

-¡Que es un cabezón!,_respondieron los dos a la vez.

-¿Un cabezón?,_los miró a los dos, que cuando se ponían así, los conocía, o era por una rutina de entrenamiento, o era por quien se quedaba el coche o por que alguno estuviera lesionado o enfermo,_a ver, vamos a sentarnos a hablar, como gente civilizada,_les cogió una mano a cada uno y los arrastró al salón, nada de gritar en mitad del pasillo.

Les hizo sentarse delante suya y los miró, que les daba una vergüenza increíble que fuera Romelle la que pusiera paz, que era más inmadura que ellos, al menos en algunos aspectos, y ahí estaba, de intermediaria, de conciliadora.

-No pienso ceder en esto,_avisó el medio azabache, si medio, que después de cagarla con el tinte.., prefirió volver a los orígenes, a su color natural y blanco.

-Romelle, le puedes decir, por favor, que no se acaba el mundo porque se corte el pelo,_le pidió Shiro, ya más calmado.

-¡Que no!,_respondió a la defensiva Keith.

-¡Sólo córtate el pelo!, no es la gran locura,_ahí estaba ese estado del gato y el perro que esos dos tenían.

-¡No se grita!,_los regañó, y ahí estaban, los dos rojos, porque los estaba regañando su hermana pequeña, que Romelle entro a su familia cuando Keith tenía 4 años, y él se convirtió en su protector junto a Shiro.

La rubia los observó a los dos, suspiró, Keith era muy suyo para la estética, que sólo ella era capaz de conseguir peinarlo o hacer que se pusiera ropa más formalita y Shiro.., siempre preocupándose por él, hasta el punto de serle sincero y ponerle las cosas como eran.

-Perdón_finalmente murmuraron bajito, sacando a la menor de sus cavilaciones.

-Vale, sois cabezotas los dos, Shiro, no puedes forzar las cosas, aunque esté de acuerdo contigo, ya va siendo hora de que haga algo al respecto, y Keith, realmente estoy a favor de que lo cortes, tu pelo es súper bonito y suave, pero.., está fatal, no te enfades, me gusta mucho como te queda la melena, pero la mitad negra y quemada y un palmo blanquito y sano, lo negro debería de irse y lo blanco esta largo, así que.., mejor bonito y corto, pero haz lo que quieras,_Romelle los regañó con ese cariño a los dos.

Klance OneShots Temporada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora